Poemas 

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 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

BEBIENDO SOLO A LA LUZ DE LA LUNA

Entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi copa, invito a la luna
y a mi sombra, y ahora somos tres.
Mas la luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, luna y sombra serán mi compañía.
La primavera es época propicia para el goce.
Canto y la luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se enreda.
Mientras me mantengo sobrio, somos alegres juntos,
cuando me embriago, cada uno marcha por su lado
jurando encontrarnos en el Río de Plata de los cielos.

Autor del poema: Li Bai (Li Po)

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YO SOY MI CASA

I

Casa redonda tenía
de redonda soledad:
el aire que la invadía
era redonda armonía
de irrespirable ansiedad.

Las mañanas eran noches,
las noches desvanecidas,
las penas muy bien logradas,
las dichas muy mal vividas.

Y de ese ambiente redondo,
redondo por negativo,
mi corazón salió herido
y mi conciencia turbada.
Un recuerdo mantenido:
redonda, redonda nada.

II

Escaleras sin peldaños
mis penas son para mí,
cadenas de desengaños,
tributos que al mundo di.

Tienen diferente forma
y diferente matiz,
pero unidas por los años,
mis penas, o mis engaños,
como sucesión de daños,
son escaleras en mí.

III

De mi esférica idea de las cosas,
parten mis inquietudes y mis males,
pues geométricamente, pienso iguales
lo grande y lo pequeño, porque siendo,
son de igual importancia; que existiendo,
sus tamaños no tienen proporciones,
pues no se miden por sus dimensiones
y sólo cuentan, porque son totales,
aunque esféricamente desiguales.

IV

Me estoy volcando hacia fuera
y ahogándome estoy por dentro.
El mundo es sólo una esfera,
y es al mundo al que pidiera
totalidad, que no encuentro.

Totalidad que debiera
yo, en mí misma, realizar,
a fuerza de eliminar
tanta pasión lastimera;
de modo que se extinguiera
mi creciente vanidad
y de este modo pudiera
dar a mi alma saciedad.

V

De mi barroco cerebro,
el alma destila intacta;
en cambio mi cuerpo pacta
venganzas contra los dos.

Todo mi ser en pos
de un final que no realiza;
mas ya mi alma se desliza
y a los dos ya los libera,
presintiéndoles ribera
de total penetración

VI

Yo soy cóncava y convexa;
dos medios mundos a un tiempo:
el turbio que muestro afuera,
y el mío que llevo dentro.
Son mis dos curvas-mitades
tan auténticas en mí,
que a honduras y liviandades
toda mi esencia les dí.

Y en forma tal conviví
con negro y blanco extremosos,
que a un mismo tiempo aprendí
infierno y cielo tortuosos.

Autor del poema: Pita Amor

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BOCETO INCONCLUSO

A veces, cuando el amado y yo soñamos en silencio,
-un silencio agudo y profundo como el acecho
de un sonido insólito y misterioso-
siento como si su alma y la mía corrieran lejanamente,
por yo no sé qué tierras nunca vistas,
en un raudal potente y rumoroso...

Autor del poema: Delmira Agustini

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MALDITA DROGA

Hoy escribo este poema
que no es de mi agrado,
pues trata de un flagelo
que muy hondo se ha instalado.

Como un ciego cazador
dispara en todas direcciones,
niños, jóvenes y adultos
son presas de sus perdigones.

Familias que se destruyen
y niños sin un futuro,
no conoce de piedad
y eso se los aseguro.

Su red se va expandiendo
atrapando en su camino,
almas nuevas condenadas
a enlutar su destino.

Tras ella esta el poder
y la ambición desmedida,
que llevan a la sociedad
a sentirse sometida.

Las neuronas que se mueren
llevándolos al delito,
para saciar su adicción
a ese infierno maldito.

Cuantos padres han luchado
para ver sus hijos progresar,
y solo se han quedado
con un féretro para enterrar.

Mis palabras son duras
y con ellas quiero llegar,
al corazón de todos
para hacerlos despertar.

Esto nos afecta a todos
y la forma de luchar,
es empezando por casa
y a los niños educar.

Por si acaso tentados
a probar esta basura,
tengan su mente despierta
y conserven la cordura.

Y a los que lamentablemente
ya han caído en este error,
les digo que solo se sale
contando con mucho amor.

A esas familias que luchan
viendo que su fuerza no alcanza,
les pido de corazón
que no pierdan la esperanza.

Es mi expresión de deseo
y mi alma se desahoga,
cuando le grito al cielo.
¡Basta de esta maldita droga!.

Autor del poema: Adrián Correa

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AUTOBIOGRAFÍA

Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.

Por eso aquí entre rejas,
en diecinueve inviernos
perdí mis primaveras.

Preso desde mi infancia
ya muerte mi condena,
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.

Mas no hay sombra de arcángel
vengador en mis venas:

¡España! es sólo el grito
de mi dolor que sueña.

Autor del poema: Marcos Ana

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EL AMOR

Si eres un bien arrebatado al cielo
¿Por qué las dudas, el gemido, el llanto,
la desconfianza, el torcedor quebranto,
las turbias noches de febril desvelo?

Si eres un mal en el terrestre suelo
¿Por qué los goces, la sonrisa, el canto,
las esperanzas, el glorioso encanto,
las visiones de paz y de consuelo?

Si eres nieve, ¿por qué tus vivas llamas?
Si eres llama, ¿por qué tu hielo inerte?
Si eres sombra, ¿por qué la luz derramas?

¿Por qué la sombra, si eres luz querida?
Si eres vida, ¿por qué me das la muerte?
Si eres muerte, ¿por qué me das la vida?

Autor del poema: Manuel González Prada

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REÍR LLORANDO (GARRICK)

Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirlo le decía:
«Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...

—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

* * *

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

Autor del poema: Juan de Dios Peza

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ES MELANCOLÍA

Te llamarás silencio en adelante.
Y el sitio que ocupabas en el aire
se llamará melancolía.

Escribiré en el vino rojo un nombre:
el tu nombre que estuvo junto a mi alma
sonriendo entre violetas.

Ahora miro largamente, absorto,
esta mano que anduvo por tu rostro,
que soñó junto a ti.

Esta mano lejana, de otro mundo,
que conoció una rosa y otra rosa,
y el tibio, el lento nácar.

Un día iré a buscarme, iré a buscar
mi fantasma sediento entre los pinos
y la palabra amor.

Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día
iba contigo entre los pinos.

Autor del poema: Eduardo Carranza

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DIOS

Dios
no juega a los dados
con el universo.

Autor del poema: Albert Einstein

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ADIÓS

Llovió y ha vuelto a llover
y cayeron las hojas y el sol las abrazó y el viento vino
y arrastró las hojas y sonó la hojarasca
y otra vez cayeron las hojas y el sol las abrazó y vino el viento
y el rocío se hizo en la yerba y se fue
y abrieron los capullos y el insecto rompió la húmeda cáscara y voló
y otra vez el pájaro que cantaba en la cuerda
bajó a jugar bajo el rosal y volvió a su cielo
y cantó y la mariposa estuvo dormida al amanecer y con el sol caliente subía dando ligeros golpes
y la lluvia la heló y otra mariposa voló por el jardín y el jardín de ayer
quedó yerto y enrojeció y volvió a quedar yerto y pálido y las ramitas secas
chasquearon y cayeron al césped y el sapo cambió de sombra y volvió a cambiar
y ha buscado otra sombra húmeda
y el gusano ha terminado de hilar y ya voló y ya volvió a hilar y el viento
mueve la hoja que lo hospeda
y los jejenes han ascendido en el vaho caluroso y caido con las aguas del cielo
y se han levantado de nuevo porque otra vez ha sido el día caluroso
y la hilera de hormigas corta el campo en el claro seco y boronoso y ahora regresa al patio sembrado
y el ratón de monte ha dormitado largamente en su cueva y ha despertado por muchos días corriendo en secreto
lejos del búho y ha caído lejos de las garras del búho y el búho comió y pasó noches de hambre y volvió a su comida
y duerme este día y se despertó de nuevo y cazó la rata gris
y un hombre encontró su pareja y se amaron y el hijo que nació encontró su pareja y la amó
y el hijo que de allí naciera encontró su pareja y la amó y de allí nació un hijo
y el hombre murió y volvió otra muerte y se llevó otra vida y otra vida se apagó al entretanto
y vinieron hermosas costumbres y cambiaron las
viejas costumbres y otras costumbres y modales se cambiaron y
se levantaron templos prodigiosos y los templos prodigiosos se fueron y llegaron nuevos templos prodigiosos.
Y se levantaron los ídolos todos de metal noble y refulgente y dieron vuelta y otro rostro cubrió el rostro de ellos
y otra vuelta cambió este rostro por otro de otra forma
y el polvo hundió los ídolos y salieron flores del polvo y el desierto llegó a cantar un largo silencio
y las ciudades despertaron y se durmieron y se ocultaron y desaparecieron
y volvieron a nacer con sus comercios y sus tiendas y sus reyes y príncipes
y poetas y bellas mujeres y mártires y guerreros y sacerdotes y santos y maestros
y muchachos atarantados y viejos
y la luna estaba dando vueltas y se encendía toda y se adelgazaba y se hacía tenue
y se llenaba y se vaciaba de plata y volvía a llenarse y a subir tarde y tarde bajando tarde y tarde y noche y noche
y la tierra corría y corría y regresaba y corría y la tierra en la noche en la oscuridad dando su cara negra y rodando su cara deslumbrante y su azul ligero y su azul negro y sus nubes y aladas
y sus nubes estripotosas y deshechas con el mar que saltaba hacia su madre y saltaba desde el pecho de su madre
y con el viento que lloraba y cantaba como un niño y lloraba y cantaba como una mujer y lloraba y cantaba como un anciano y como un perro
y como un mar hasta que era otra vez viento y lloraba y cantaba
y la tierra iba loca y bella entre sus madres entre sus padres loca como una jovencita y loca como una mujer en una fiesta
y como un paso de baile y como una caída de flores y como un beso
iba y venía mientras las grandes redes de estrellas subían y aleteaban como insectos
desesperados de amor y como
chispas que volaban desde la raza áspera y como cabelleras solas y como fuego solo y como
oro raptado y oro yéndose y oro viniendo y oro jugando en todas partes y moscas plateadas y anillos perdidos y collares
y cuellos y rostros de mujeres exquisitamente desenvueltas y allí las noches
soltaban sus amarras y se aprisionaban y amaban la noche hembra y la noche viril
y el tiempo hembra y el tiempo varón y la vastedad toda y los círculos de vastedad
que iban y venían a sí mismo y de sí mismos alejándose y entregándose y frotándose
como dos hocicos de hembra y macho encelados, tigres, lobos en celo.
Y ha vuelto a llover y dime qué sol ha venido y qué canción has oído y que mariposa baja hasta la flor del patio
y duerme y
dame ese perfume que todo es un perfume y una esencia y una vaga brisa que llega y se mueve anda y desanda
y dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir
y si de ti todo se ha ido y todo está por llegar y todo está en viaje y todo es nuevo y vuelve.
Adiós Salud Adiós.

Autor del poema: Ramón Palomares

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