Poemas 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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PEQUEÑOS ACTOS DE BONDAD

No me queda más que alegrarme,
ofrecerle un vaso de vino al mendigo,
impedir que los gatos orinen las flores,
con silencio de perro acompañar a la viuda,
darle sábanas limpias al loco,
aplaudir a los malos actores,
prestarle dinero al estafador,
enviar rosas a la fea,
regalarle mi bastón al ciego.
Pequeños actos de bondad
realizados bajo la indiferencia
de un dios que no distingue
el bien del mal
ni la luz de su sombra.

Autor del poema: Alejandro Jodorowsky

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DECIRES

«El marxismo-leninismo es una piedra
para romperle la cabeza al imperialismo
y a la burguesía.»
«No. El marxismo-leninismo es la goma elástica
con que se arroja esa piedra.»
«No, no. El marxismo-leninismo es la idea
que mueve el brazo
que a su vez acciona la goma elástica
de la honda que arroja esa piedra.»
«El marxismo-leninismo es la espada
para cortar las manos del imperialismo.»
«Qué va! El marxismo-leninismo es la teoría
de hacerle la manicura al imperialismo
mientras se busca la oportunidad de amarrarle las manos.»
¿Qué voy a hacer si me he pasado la vida
leyendo el marxismo-leninismo
y al crecer olvidé
que tengo los bolsillos llenos de piedras
y una honda en el bolsillo de atrás
y que muy bien me podría conseguir una espada
y que no soportaría estar cinco minutos
en un Salón de Belleza?

Autor del poema: Roque Dalton

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EL LOCO MIRANDO DESDE LA PUERTA DEL JARDÍN

Hombre normal que por un momento
cruzas tu vida con la del esperpento
has de saber que no fue por matar al pelícano
sino por nada por lo que yazgo aquí entre otros sepulcros
y que a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada
de demonio o de dios debo mi ruina.

Autor del poema: Leopoldo María Panero

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MIGUEL ÁNGEL ORTEZ

No porque en las Segovias el clima fuera frío
tuvo este Miguel Angel en las venas horchata.
Muy cierto que de niño, supersticioso y pío,
sonaba en las Purísimas su pito de hojalata.

Pero ya crecidito, cuando el funesto trío
permitió que a la patria hollara gente gata,
en nombre de la selva, de la ciudad y de río,
protestó Miguel Angel, la cutacha, la reata!

Murió en Palacaguina peleando mano a mano.
Bajó desde las nubes más de un aeroplano
y tuvo en la cruzada homéricos arranques.

Usaba desde niño pantalones de hombre.
Y aun hecho ya polvo, al recordar su nombre,
se meaban de pánico los yankes.

Autor del poema: Manolo Cuadra

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VIENTOS

Ya por el horizonte
se difunde la noche, agua sombría
que moja lo mojado de las nubes murales.
Yo con pasos ausentes recorro la penumbra,
bajo el ala del Tiempo que sobre mí extendida
ingrávida y pausada se desplaza.
Vientos turbios y equívocos disponen
todo el húmedo clima donde arraiga,
ofrecida a la lluvia su fresca carne pura,
como un fruto partido, el peso del destino.
(Este soplo me llega desde oscuras distancias,
cruzó mares que he visto,
arrastra los perfumes de tierras que he pisado,
llenó claras llanuras o bosques sofocantes
donde yo enmudecía y sangraba de amor.
Y en la mitad de este aterido viento,
donde errabundas gotas viajan ciegamente,
siento soplar de pronto un viento diferente,
abierto y luminoso.)
Oh viento tibio y firme, viento bueno
que plasmaba de pronto en aguda presencia
el campo de mi infancia donde una abeja zumba.
Los árboles se instalan noblemente,
los caminos recorren inamovibles huellas,
los sitios tienen nombres persuasivos
que los hacen carnales como el hueso a la fruta.
Y la luz brota desde todas partes,
luz increada y siempre fiel, que inunda
la llanura sin muros donde un niño,
de estatura menor que las yerbas del mundo,
todo él suspendido de dos intensos ojos
que inmóviles lo clavan
a la inasible rotación del día,
se ve sobrepasado por su propio silencio,
que ya secretamente se entiende con la vida.
(Y otra vez desemboco en la áspera tierra
del llovido presente
que palmo a palmo con mis plantas palpo,
andando entre desnudas ondas donde anida
esta memoria que en murmurios muere,
tropezando en la sombra a cada instante
con su imperio cambiante.)

Y este múltiple viento informulable,
como el mudo lenguaje de un destino,
recorre con su soplo las horas de mi vida.
Y dice que su afán secreto fue tan solo
entender aquel puro silencio con que un día
yo descifraba el Tiempo.

Autor del poema: Tomás Segovia

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HOGAR IBÉRICO

España es una inmensa prisión
sembrada de penales y prisiones;
España es cual un solo corazón
que une en su latir a muchos corazones;
y esta unión resuelta y abnegada
es el arma potente y triunfadora
que impondrá la AMNISTÍA deseada
con su lucha viril y arrolladora.
¡Basta ya! Ha llegado el día
de que nuestra voz recorra el mundo
reclamando con ardor profundo
para nuestros presos la AMNISTÍA.

Autor del poema: Marcos Ana

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MUJER

Si yo fuera hombre, ¡qué hartazgo de luna,
de sombra y silencio me había de dar!
¡Cómo, noche a noche, solo abularía
por los campos quietos y por frente al mar!

Si yo fuera hombre, ¡qué extraño, qué loco,
tenaz vagabundo que había de ser!
¡Amigo de todos los largos caminos
que invitan a ir lejos para no volver!

Cuando a mí me acosan ansias andariegas
¡qué pena tan honda me da ser mujer!

Autor del poema: Juana de Ibarbourou

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LLUEVE

Tarde glacial de lluvia y de monotonía.
Tú, tras de los cristales del florido balcón,
con la mirada náufraga en la gris lejanía
vas deshojando lentamente el corazón.

Ruedan mustios los pétalos... Tedio, melancolía,
desencanto... te dicen trémulos al caer,
y tu incierta mirada, como una ave sombría,
abate el vuelo sobre las ruinas del ayer.

Canta la lluvia armónica. Bajo la tarde mustia
muere tu postrer sueño como una flor de angustia,
y, en tanto que, a lo lejos preludia la oración

sagrada del crepúsculo la voz de una campana,
tú rezas la doliente letanía verleniana:
como llueve en las calles, en mi corazón.

Autor del poema: Ernesto Noboa y Caamaño

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A LA PATRIA

Desgarra, Patria mía, el manto que vilmente,
sobre tus hombros puso la bárbara crueldad;
levanta ya del polvo la ensangrentada frente,
y entona el himno santo de unión y libertad.

Levántate a ceñirte la púrpura de gloria
¡oh tú, la predilecta del mundo de Colón!
Tu rango soberano dispútale a la historia,
demándale a la fama tu lauro y tu blasón.

Y pídele a tus hijos, llamados a unión santa,
te labren de virtudes grandioso pedestal,
do afirmes para siempre la poderosa planta,
mostrando a las naciones tu título inmortal.

Y deja, Patria amada, que en el sonoro viento
se mezclen a los tuyos mis himnos de placer;
permite que celebre tu dicha y tu contento,
cual lamenté contigo tu acerbo padecer.

Yo vi a tus propios hijos uncirte al férreo yugo,
haciéndote instrumento de su venganza cruel;
por cetro te pusieron el hacha del verdugo,
y fúnebres cipreses formaron tu dosel.

Y luego los miraste proscritos, errabundos,
por playas extranjeras llorosos divagar;
y tristes y abatidos los ojos moribundos
te vi volver al cielo cansados de llorar.

Tú sabes cuántas veces con tu dolor aciago
lloré tu desventura, lloré tu destrucción,
así cual de sus muros la ruina y el estrago
lloraron otro tiempo las hijas de Sión.

Y sabes que, cual ellas, colgué de tus palmares
el arpa con que quise tus hechos discantar,
porque al mirar sin tregua correr tu sangre a mares
no pude ni un acorde sonido preludiar.

Mas hoy que ya parece renaces a otra vida,
con santo regocijo descuelgo mi laúd,
para decir al mundo, si te juzgó vencida,
que, fénix, resucitas con nueva juventud;

que ostentas ya por cetro del libre el estandarte
y por dosel tu cielo de nácar y zafir,
y vas con el progreso, que vuela a iluminarte,
en pos del que te halaga brillante porvenir;

que ya tus nuevos hijos se abrazan como hermanos,
y juran devolverte tu angustia dignidad,
y entre ellos no se encuentran ni siervos ni tiranos,
y paz y bien nos brindan unión y libertad.

¡Oh Patria idolatrada! Ceñida de alta gloria
prepárate a ser reina del mundo de Colón:
tu rango soberano te guarda ya la historia,
la fama te presenta tu lauro y tu blasón.

Autor del poema: Salomé Ureña

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EL NACIMIENTO DEL SOL

He inventado mundos nuevos. He soñado
noches construidas con sustancias inefables.
He fabricado astros radiantes, estrellas sutiles
en la proximidad de unos ojos entrecerrados.
Nunca sin embargo,
repetiré aquel primer día cuando nuestros padres
salieron con sus tribus de la húmeda selva
y miraron al oriente. Escucharon el rugido
del jaguar. El canto de los pájaros. Y vieron
levantarse un hombre cuya faz ardía.
Un mancebo de faz resplandeciente,
cuyas miradas luminosas secaban los pantanos.
Un joven alto y encendido cuyo rostro ardía.
Cuya faz iluminaba el mundo.

Autor del poema: Pablo Antonio Cuadra

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