8 Poemas de Ricardo Peña
SUEÑO MORIR CADA HORA...
Sueño morir cada hora
frente al rumor de su frente.
Sueño que muere en mis labios
la luz de aquello que siente.
Mil lenguas cubren de oro
la soledad de su cuerpo.
Niños con alas de nieve
cubren su pecho por dentro.
Ángeles malvas recogen
su cabellera en mis labios.
Mi cuerpo, el suyo, asombrados
cual hilos de oro de un cántico.
Mi cuerpo, el suyo, enlazados
cual vivos troncos en llamas
que un viento azul agitaran,
caliente en mieles y nardos.
EN EL JARDÍN DEL CIELO ESTÁ TU NOMBRE...
En el jardín del cielo está tu nombre
como el malva de luz de la mañana.
En el jardín del cielo, un ángel niño
jugando está con tu sonrisa, hermana.
Déjame que te llame, que me asombre
de verte aquí con tu delirio grana.
Blanco, como la luna de tu nombre
como el marfil de luz de la mañana.
Oh dulce niña, que del cielo vienes
a escrutar el dolor de tus hermanos,
y te deshojas en rosal y nieves,
en manantial de música divina.
Celeste coro de ángeles enanos
en torno de tu alma matutina.
AQUELLA FLOR DE LUZ INMARCESIBLE...
Aquella flor de luz inmarcesible
recogida en su vuelo de armonía.
Sobre campo de nieve oscurecida
la sangre oculta de su rostro en llamas.
En la cumbre más alta, donde el aire
se prende y se entrega en cada rama.
Más pura que el azar y la agonía
de las absurdas noches que nos llaman.
LAS FLORES DE LA NOCHE SE ENTREABREN...
Las flores de la noche se entreabren
con sólo aproximarse tu hermosura.
Qué olor a jazmines en tu pecho.
Que de manos abiertas en el aire.
Como tú los despiertas van mis ojos
perfilando montañas, ríos, valles.
Quisiera ser el aire que destruye
tu cabel!era ardiente frente al alba.
El sueño de una noche, un copo de alas,
la transparente música del agua.
Quisiera ser aquello que acaricia
un instante no más tu carne pálida.
OH, BLANCA FLOR INTACTA
Oh, blanca flor intacta.
Abierta y ya cerrada, Trasplantada
tan sólo por mi sueño.
¿Cómo, cuando alcanzarte?
¿Adónde enamorarte?
¿Qué puedes tú desear
hoy que vives el gozo de aquel cielo lejano
Hoy que encierras las nieves invisibles
de tus canciones altas?.
CORRÍA EL AIRE PURO...
Corría el aire puro
por mis cabellos negros.
Mi sueño blaríco era
un pétalo finísimo.
Un ópalo que el aire
besaba con delicia.
Qué bien que olían campo
el mar, la leve brisa.
BLANCA
Blanca, blanca, blanca la melodía
ardiendo de sus hojas.
Nació la tierra enferma.
Nació la luna con la sal del sueño.
Llovió el asombro de mis ojos.
Con el dolor la vida se filtraba.
Enloquecida ya entre mis manos.
Sola, sola, tán sólo sola.
QUÉ SOMBRA INVISIBLE ES ESA...
¿Qué sombra invisible es esa
donde tu rostro aparece,
abierta flor que en el aire
inmóvil está y se mueve?
¿Qué nuevo arroyo de sangre
abre sus márgenes breves,
donde tu pie, lirio grande,
hunde sus alas de nieve?
¿Dónde tu imagen se pierde
- niebla dispersa en mi frente -
y las venas de tus pechos
son más augustas que mieles?
Dónde tú y yo, sal de besos,
sorbemos la misma suerte:
tú, cual la sombra que nace,
yo, aquel arroyo que muere.
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