Vuestros poemas
Betelgeuse
Enviado por mikkylafey Seguir
Una expresiva Luz
en forma de ojo de Luz
nos visitará,
viajará millones de años,
Luz de Orión,
el lugar santo que apuntan
las pirámides sagradas.
Imagino que nos sorprenderá
mientras danzamos
entre las tumbas
O mientras bailamos
bajo el Sol y la lluvia,
o haciendo el fuego en el aquelarre
apoyando a Gaia y a las brujas
Una luz, luz enorme,
impregnada del perfume de Orión
cuando los registros akáshicos
sean abiertos por todos
y la zona de la ascensión,
cuando sea iluminada
por la diáfana expansión
final de Betelgeuse,
volverá a verse blanca otra vez
aunque por un breve tiempo,
será dibujado el lugar
por la luz sideral
las criaturas no dormirán
algunas noches estarán desaparecidas
y la nueva consciencia aparecerá.
-Mikky Lafey.
Besos de luz
Enviado por mikkylafey Seguir
Érase una vez,
entre los confines del espacio interestelar,
había una estrella, tan brillante,
tan acostumbrada a ser amada de lejos,
separada de su llama gemela,
ya resignada, era otra estrella,
brillando hacia ella,
de igual manera a como ella lo hacía,
era tanta la energía que irradiaba
aquella pareja, era tanta, que,
cruzaba de firmamento a firmamento,
regalándose una a la otra sus destellos,
un romance entre la obscuridad,
dándose besos hechos de luz,
iluminando al mismo tiempo el universo
a su alrededor y compartiendo
el mismo corazón ardiente,
palpitando su calor de entre sus entrañas
en la espera de su colisión,
en la espera de entregar de una vez por todas
a ese amor ardiente y recalcitrante,
de frente a frente finalmente,
junto a su estrella rutilante.
-Mikky Lafey.
Opacada
Cuan un ave, pliega
sus alas con desgano,
su imagen en el espejo
refleja desaire,
con el alma estéril
se asoma a la ventana,
como llave de luz
gotas de rocíos caen sobre ella,
trasmuta, su alma se desvanece,
eleva sus alas al viento
vuela feliz hacia los confines.
Adarga
Para los espejos aduladores de la complacencia soy lo que soy porque desafío mojigatos senderos y hasta aborrezco déspotas con gestos de falsos diamantes; sencillamente... soy lo que soy porque ni me interesa ser esclavo que reúne requisitos ni florecer frutos en dirección opuesta a la ortiga; así de simple... soy lo que soy porque no rezo por universales privilegios y respeto la soledad del fuego… amigos… soy lo que soy porque adoro el desenfado de sensatas locuras; a fuer de ser sincero... soy lo que soy porque mis venas son romanos gladios y protegen desde la vagina del pistilo hasta tonos de versos ausentes de una bienpagá y hoy... soy lo que soy porque amansados aplausos no me pueden cortejar con verbos de mortífera continuidad, una novedosa Solución Final... tan implacable como ejércitos de Tedio.
Vayan pues estos versos dedicados a las decenas y decenas de niños y jóvenes encerrados en las cárceles de Cuba por… un día como hoy… gritar a pulmón Libertad y Patria y Vida. Son las 3 y 45 de la madrugada del once de julio del dos mil veintidós.
El cielo
Miraba yo al cielo azul un día
Sin poder ocultar mi admiración
Las nubes blancas de algodón
entonces gran placer sentía
Hay una paz oculta en el cielo azul
Ese color limpio y cristalino
En mis pupilas deja ese sentir fino
Ese color lo sacó Dios de su baúl.
En el día las aves a lo lejos
Parecen pequeños lunares en el cielo
Se mueven, se deslizan con recelo
Algunas veces se quedan como quietos
Las nubes en celo para ocultar el color
dibujan figuras grandes y medianas
Figuras Pequeñas y enanas,
Está clara la mano del creador
El sol se ríe
sabe qué hace parte del cuadro
penetrando eternamente con su rayo
Cómo haciéndole el amor desde muy lejos.
Desesperación.
Sorda dama del dolor,
Tierna amiga de la miseria.
Del hombre inmundo el color,
hondo cortas feroz la arteria.
Viva amante del deudor,
de soga blanca es tu morada.
Alma de hombre es tu fulgor,
Ansiada osamenta enterrada.
madre y vida.
Madre y vida, soy ahora nada.
Nada ahora ni nunca, ni en tu pecho rojo ni en la existencia negra.
Madre! Madre y vida asqueada. Soy agua de la lagrima que llora eterna por tus mejillas sonrosadas que se llenan y regurgitan cual cántaros hastiados la sal amarga.
Madre, polvo y vida. Ya no soy la hierba verde ni la redondeada y dulce manzana.
Ya mujer sola y vida sola que es y eres. Pues me he quitado con el agua cual sucia inmundicia y he hecho respirar libre tu alma ahogada.
Ronco el que visita, grita el desencanto como quien canta alegre una dulce alabanza porque no soy ni seré en el polvo endurecido y negro cual redondo es lo redondo y llano.
Señora cual amor carente de toda duda. Ya no soy. No me esperes despierta en las noches venideras; ni la vida me espere ni castigue tu vela. Mas bien devorad mi carne de papel y guardad mi osamenta en la caja y olvidad mi tierra viva.
Devora ya.
Devora ya por la noche el que nada olvida carnívoro mi mente. Pero no me come de un bocado, mas bien me mordisquea aquí y allá inmisericorde, indeciso de acabar conmigo y el dolor se hace frio... se hace niebla blanca cual negro.
De apoco se alimenta abriendo mis carnes y me lleva la vida y la digiere en tranquilidad en algun nido en la lejana montaña y nada hago. Nada puedo, nada espanto y pierdo todo y nada y sonrío con labios cortados por zarpas que fuerzan mi voluntad y la destripan y juguetean con sus entrañas las crías furtivas.
Y nada hago porque nada puedo salvo morir.
Soy carroña.
La lluvia cae, y yo bajo ella me cobijo.
La lluvia cae... cae y me doblega. Siento su látigo horadar mis carnes.
Me arrodillo ante mi celestial verdugo... Me arrodillo.
La lluvia cae y me come el alma indolente cual victima de buitre o fiera.
De apoco me convierto en podrida carroña y digo_ comed.
Y en silencio no siento ya mi carne espiritual y muero... muero con la tarde que me cava una oblonga tumba y digo_ llevadme.
Y cuando el buitre limpia su pico de mi sangre y la bestia lame sus bigotes, me recoje el anciano arco iris negro de barbas grises y dice_ al entierro.
Y no hablo... nada digo.
Me envuelve la mortaja del recuerdo y me arrulla el que sepulta y canta.
Canta con los ojos agua de melancólicos acordes y veo.
Veo el arco de mi verdugo reír trémulo, loco y duermo con el ataúd abierto.
Apago las estrellas y duermo despierto.
Despierto cual luciérnaga ciega y digo_ nada.
Cerval
El miedo con rostro de niño
se siente como niño
en los oscuros caminos,
desborda muchas lagrimas
cuando cree está perdido
al límite lo rebasa la angustia
ante un inminente peligro,
se estremece al pensar
en la irreverente muerte
como rehén de sus miedos
todo el tiempo está aterrado,
con tesón asume el control
se convierte en su propio aliado.
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