47 Poemas chilenos
LA MARCHA DE LAS CORDILLERAS
i. Y allí comenzaron a moverse las montañas
ii. Estremecidas y blancas ah sí blancas son las heladas
cumbres de los Andes
iii. Desligándose unas de otras igual que heridas que se
fueran abriendo poco a poco hasta que ni la nieve
las curara
iv. Y entonces erguidas como si un pensamiento las
moviese desde los mismos nevados desde las mismas
piedras desde los mismos vacíos comenzaron su
marcha sin ley las impresionantes cordilleras de Chile
SONETO XL
Era verde el silencio, mojada era la luz,
temblaba el mes de Junio como una mariposa
y en el austral dominio, desde el mar y las piedras,
Matilde, atravesaste el mediodía.
Ibas cargada de flores ferruginosas,
algas que el viento sur atormenta y olvida,
aún blancas, agrietadas por la sal devorante,
tus manos levantaban las espigas de arena.
Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta,
tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos,
tu boca derramada por toda la alegría,
pero, para mi casa vecina del abismo,
dame el atormentado sistema del silencio,
el pabellón del mar olvidado en la arena.
II
Si he muerto y no me he dado cuenta
A quién le pregunto la hora?
De dónde saca tantas hojas
La primavera de Francia?
Dónde puede vivir un ciego
A quien persiguen las abejas?
Si se termina el amarillo
con qué vamos a hacer el pan?
EL DESIERTO DE ATACAMA (II)
Helo allí, helo allí
suspendido en el aire
el desierto de atacama
I. Suspendo sobre el cielo de chile diluyéndose entre auras
II. Convirtiendo esta vida y la otra en el mismo Desierto de Atacama áurico perdiéndose en el aire.
III. Hasta que finalmente no haya cielo sino Desierto de Atacama y todos veamos entonces nuestras propias pampas fosforescentes carajas encumbrándose en el horizonte.
DIÁLOGO DE CHILE
Verás un mar de piedras
Verás margaritas en el mar
Verás un Dios de hambre
Verás el hambre
Verás figuras como flores
Verás un desierto
Verás el mar en el desierto
Verás tu odio
Verás un país de sed
Verás acantilados de agua
Verás nombres en fuga
Verás la sed
Verás amores en fuga
Verás el poco amor
Verás flores como piedras
Verás sus ojos en fuga
Verás cumbres
Verás margaritas en las cumbres
Verás un día blanco
Verás que se va
Verás no ver
Y llorarás
EL VERDOR DE LA MADRUGADA
Irredentos Chile entero lloraba los amarillos pastos que se iban perdiendo en plena noche sin luz con todas estas llanuras clamando los nuevos pastos de la madrugada
i. Y qué si redimidos nosotros fuésemos los pastos de la madrugada
ii. Y qué si nos viésemos a nosotros mismos amaneciendo sobre el valle
iii. Y qué si de luz. la madrugada reviviera los muertos valles de Chile
Porque alborados de luz podrían hacerse los pastos sobre Chile y los muertos amanecerían entonces riendo por estas llanuras de madrugada iluminados cantándose la renacida
iv. Todos podrán saber así porque ríe la madrugada
v. Y qué si Chile entero amaneciese resucitado con sus muertos
vi. Todos podrían saber entonces si amaneció el nuevo día sobre Chile
Porque amanecidos nosotros llegaríamos a ser el despertar que ríe sobre Chile y los pastos la resucitada final de estos muertos al alba relumbrosos de luz detrás de los Andes despuntando ellos como un verdor la madrugada.
XXXII
Hay algo más tonto en la vida
que llamarse Pablo Neruda?
Hay en el cielo de Colombia
un coleccionista de nubes?
Por qué siempre se hacen en Londres
los congresos de los paraguas?
Sangre color de amaranto
tenía la reina de Saba?
Cuando lloraba Baudelaire
lloraba con lágrimas negras?
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