48 Poemas de la Luna 

DE LA HERMOSA LUNA

De la hermosa luna los astros cerca
hacia atrás ocultan luciente el rostro
cuando aquella brilla del todo llena
sobre la tierra…

Autor del poema: Safo

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TU Y YO COMO LA LUNA...

Enviado por kennlp  Seguir

Tu y yo como la luna, siempre uno detrás del otro, como una carrera que nadie va a terminar, intentando ganar el amor que nunca se va a consumar por solo el reflejo de tu brilló que es lo único que puedo apreciar.

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PAÍS DE HADAS

Valles de sombra y aguas apagadas
y bosques como nubes,
que ocultan su contorno
en un fluir de lágrimas.
Allí crecen y menguan unas enormes lunas,
una vez y otra vez, a cada instante,
en canto que la noche se desliza,
y avanzan siempre, inquietas,
y apagan el temblor de los luceros
con el aliento de su rostro blanco.
Cuando el reloj lunar señala medianoche,
una luna más fina y transparente
desciende, poco a poco,
con el centro en la cumbre
de una sierra elevada,
y de su vasto disco
se deslizan los velos dulcemente
sobre aldeas y estancias,
por doquier; sobre extrañas
florestas, sobre el mar
y sobre los espíritus que vuelan
y las cosas dormidas:
y todo lo sepultan
en un gran laberinto luminoso.
¡Ah, entonces! ¡Qué profunda
es la pasión que ponen en su sueño!
Despiertan con el día,
y sus lienzos de luna
se ciernen ya en el cielo,
con inquietas borrascas,
y a todo se parecen: más que nada
semejan un albatros amarillo.
Y aquella luna no les sirve nunca
para lo mismo: en tienda
se trocará otra vez, extravagante.
Pero ya sus pedazos pequeñitos
se tornan leve lluvia,
y aquellas mariposas de la Tierra
que vuelan, afanosas del celaje,
y bajan nuevamente,
sin contentarse nunca,
nos traen una muestra,
prendida de sus alas temblorosas.

Autor del poema: Edgar Allan Poe

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PASAS POR EL ABISMO DE MIS TRISTEZAS

Pasas por el abismo de mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares,
ungiendo lo infinito de mis pesares
con el nardo y la mirra de tus ternezas.

Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas;
mas, salvando del tiempo los valladares,
como un rayo de luna sobre los mares
pasas por el abismo de mis tristezas.

No más en la tersura de mis cantares
dejará el desencanto sus asperezas;
pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,
quiso que atravesaras por mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares.

Autor del poema: Amado Nervo

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NUESTRA SEÑORA LA LUNA

La luna vertía
Su color de lágrima.
Por una avenida
De espesas acacias,
Llegaba a la orilla
Del agua estancada
La desconocida
Pareja que hablaba
De días pasados.
Una historia maga
De citas y besos,
Una historia clara
De alegres sonrisas.
Los cisnes soñaban...
La luna vertía
Su color de lágrima.

Hasta la avenida
De espesas acacias,
Llegaba otra noche
La voz apagada
De otra pareja.
El interrogaba,
Ella respondía...
Era una lejana
Historia de amores
Ya casi borrada,
Una historia turbia
Que tenía clara
La angustia presente,
El interrogaba...
La luna vertía
Su color de lágrima.

Otra vez de luna
La avenida blanca
Estaba desierta.
No turbaba nada
El tedio infinito.
Ni la historia maga
De citas y besos,
Ni aquella lejana
Historia de amores
Ya casi borrada.
Estaba desierta
La avenida blanca.
La luna vertía
Su color de lágrima.

Autor del poema: Humberto Fierro

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Luna de verano...

Enviado por mayte78  Seguir


Sabía que volvería a pasar,
que la luna esperaría al sol,
para volverlo a besar...
no sé, quién me lo dijo,
pero lo sabía...
que volvería a pasar.

Dos astros enamorados,
con la misma intensidad,
recuerdan a los Dioses,
lo vivido en la eternidad.

Dos astros se han besado,
animando al mundo,
que hagan igual...
dos astros enamorados,
que se esperan en el universo,
para amarse en libertad.


La luna encendida,
enamora y embelesa,
al sol apasionado,
que se vuelve tierno...
que se siente amado.

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LA LUNA BLANCA... Y EL FRÍO...

La luna blanca... y el frío...
y el dulce corazón mío
tan lejano... tan lejano...

¡tanto distante su mano...!

La luna blanca, y el frío
y el dulce corazón mío
tan lejano...

Y vagas notas del piano...
Del bosque un aroma arcano...
Y el remurmurar del río...

Y el dulce corazón mío
tan lejano...!

Autor del poema: León de Greiff

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EN EL FONDO DE LA NOCHE TIEMBLAN LAS AGUAS DE PLATA

En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata.
La luna es un grito muerto en los ojos delirantes.
Con su nimbo de silencio
pasan los sonámbulos de cabeza de cristal,
pasan como quien suspira,
pasan entre los hielos transparentes y verdes.

Es el momento de las rosas encarnadas y los puñales de acero
sobre los cuerpos blanquísimos del frío.

En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio;
los hombres gritan tan alto que solo se oye la luna.

Es el momento en que los niños se desmayan sobre los pianos,
el momento de las estatuas en el fondo transparente de las aguas,
el momento en que por fin todo parece posible.
En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio.

Decidme lo que habéis visto los que estabais con la cabeza vuelta.
La quietud de esta hora es un silencio que escucha,
el silencio es el sigilo de la muerte que se acerca.
Decidme lo que habéis visto.
En el fondo de la noche
hay un escalofrío de cuerpos ateridos.

Autor del poema: Gabriel Celaya

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AMOR DORMIDO

Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa
rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así
la noche desvelada, bajo la luna presa?
tu soñar me envolvía, soñado me sentí.

Autor del poema: Jorge Guillén

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ROMANCE DEL AMOR ESPINOO

Enviado por doblezeroo  Seguir

En su recuerdo más secreto
resucita una bella historia
de aquel susurro en un invierno
que le hizo Manuel a Paloma:

Mientras las ramas del almendro
sorbían la luna redonda,
prendía el calor de su cuerpo
y se diluían las sombras.

Era una noche de febrero
y le fué a contar una cosa
confesandole con misterio
"mis flores arden en tu boca".

Allí quieren nacer los besos
y se inclinan las frutas rojas,
donde el carmín reta al deseo,
donde mueren de amor las olas.

Donde la magia del reflejo
desde la luna se transporta
hasta exhumar un sentimiento
en frases lentas, casi rotas.

Y Manuel bebía en los senos
durisimos de su Paloma
que escapaban de su cuerpo
esfericos como las copas.

Y el fuelle de la respiración,
cuando el aire vuela y provoca
escalofríos de la pasión,
buscaba su tez deliciosa.

Y humeantes hebras de la voz
le hurtaban a la noche el frío
para desnudar el corazón
vistiendo con seda su oído.

Y al par que la boca se acostó
con un tacto afrodisíaco
sobre su vello a melocotón
y mil luceros esparcidos,

el éxtasis de su piel prendió
en cada pupila un delirio
y su frágil cuello estremeció
como el viento estremece al trigo.

Echados tras la celosía
de los arbustos de tomillo
que ocultaban la fantasía
apasionada como el vino,

la piel de Paloma gemía
rodeando sus pechos dorados
y dos labios se derretían
como el rocío por el campo.

La luna gira que gira
la luna andaba girando
y ellos dos bajo la encina
se estaban enamorando.

Paloma dieciséis tenia
y Manuel diecisiete años,
les dijeron que cambiaría
su mundo de dulce a amargo.

Pero la luna gira y gira
la luna andaba girando
y ellos dos bajo la encina
se estaban enamorando.

Que la tierra se quebraría
sobre un infierno rojo y largo.
¡Eso no es bueno!, les gruñían
los amigos y sin embargo,

mientras Paloma desvestía
el cuerpo firme de su hermano,
el río tocaba sus liras
y en los juncos croaban sapos.

Y la luna gira que gira
la luna estaba girando
y ellos dos bajo la encina
se habían enamorado".

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Desde el 11 hasta el 20 de un total de 48 Poemas de la Luna

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