54 Poemas a la madre 

MONEDA DE CAMBIO DESTREZA DE LETRAS...

Enviado por 7521gsv  Seguir

Moneda de cambio, destreza de letras, restando inquietudes rescate de aromas robando susurros, dolores de madre a fuerza de parir, comparten ánimo, pena, anhelo en kilómetros mil.
Plumas de plata que tintan de hiel, letras de añoranza deudas de infancia, culpas del querer , hombre o niño a de ser?.
La madre, la tierra,la culpa, el anhelo, ahogados en papel. Poemas ,nostalgia , locuras que adornan amargas palabras cubiertas de miel.

77.78%

votos positivos

Votos totales: 9

Comparte:

A MI MADRE

(reivindicación de una hermosura)

Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)

Autor del poema: Leopoldo María Panero

77.01%

votos positivos

Votos totales: 274

Comparte:

Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA

No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de Marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.

Autor del poema: Luis Rosales

76.67%

votos positivos

Votos totales: 30

Comparte:

LA MADRE

La madre soñaba oscuramente:
Será rubio, tendrá estos ojos mismos,
le amarán las muchachas. Una tarde,
de pronto, llorará junto a una rosa.

Le crecerá la angustia sin saberlo.
y cada nuevo umbral será una herida.
Temblará al traspasarlos, hijo mío.
Acaso una paloma, acaso nada.

El viento por la frente; las caídas
hojas que se acumulan; los rumores
del corazón callados: nadie sabe
las formas repentinas de la dicha.

Yo lo siento aquí hondo, en mis entrañas,
el río de tu vida, que me deja
una nostalgia antigua, una dulzura
vieja en mi corazón, como la sangre.

Me hace toda ribera, toda muro
donde pasan las aguas de tus años.
Vuelvo otra vez a ser niña que juega,
corriendo como niña entre las rosas.

¡Oh sueño en mis entrañas! ¡Oh alto río,
resonando de siempre en mis entrañas!

76.56%

votos positivos

Votos totales: 64

Comparte:

PARA MAMA

Enviado por pedriarroe2001  Seguir

Ella me dió su vida;
me dió su amor
y yo se lo pago con
el corazón

Cuando me levanto
pienso a cada instante
lo bello y lo hermoso que
es tener una madre

Tener una madre es
un paraiso que el eterno
ha hecho con creatividad
para estar con ella
por toda una vida y
disfrutar con ella hasta
la eternidad

Quiero que sepas que
en este momento yo
sigo aplicando todos
los sentimientos que
tú me enseñaste
siendo tan pequeño
y ahora que estoy joven
quiero que supieses
que aunque este tan grande
mi amor por tí es tan grande
a cada instante que daria hasta
la vida por tí mamá...
TE AMO.
(Clara Echeverri)

75.76%

votos positivos

Votos totales: 33

Comparte:

RECUERDOS

Se oprime el corazón al recordarte,
Madre, mi único bien, mi dulce encanto;
Se oprime el corazón y se me parte,
Y me abrasa los párpados el llanto.

Lejos de ti y en la orfandad, proscrito,
Verte nomás en mi delirio anhelo;
Como anhela el presito
Ver los fulgores del perdido cielo.

¡Cuánto tiempo, mi madre, ha transcurrido
Desde ese día en que la negra suerte
Nos separó cruel!... ¡Tanto he sufrido
Desde entonces, oh Dios, tanto he perdido,
Que siento helar mi corazón de muerte!

¿No lloras tú también ¡oh madre mía!
Al recordarme, al recordar el día
En que te dije adiós, cuando en tus brazos
Sollozaba infeliz al separarme,
Y con el seno herido hecho pedazos,
Aun balbucí tu nombre al alejarme?

Debiste llorar mucho. Yo era niño
Y comencé a sufrir, porque al perderte
Perdí la dicha del primer cariño.
Después, cuando en la noche solitaria
Te busqué para orar, sólo vi el cielo,
Al murmurar mi tímida plegaria,
Mi profundo y callado desconsuelo.

Era una noche obscura y silenciosa,
Sólo cantaba el búho en la montaña;
Sólo gemía el viento en la espadaña
De la llanura triste y cenagosa.
Debajo de una encina corpulenta
Inmóvil entonces me postré de hinojos,
Y mi frente incliné calenturienta.

¡Oh! ¡cuánto pensé en ti llenos los ojos
de lágrimas amargas! ... la existencia.
Fue ya un martirio, y erial de abrojos
El sendero del mundo con tu ausencia.

Mi niñez pasó pronto, y se llevaba
Mis dulces ilusiones una a una;
No pudieron vivir, no me inspiraba
El dulce amor que protegió mi cuna.
Vino después la juventud insana,
Pero me halló doliente caminando
Lánguido en pos de la vejez temprana,
Y las marchitas flores deshojando
Nacidas al albor de mi mañana.

Nada gocé; mi fe ya está perdida;
El mundo es para mí triste desierto;
Se extingue ya la lumbre de mi vida,
Y el corazón, antes feliz, ha muerto.

Me agito en la orfandad, busco un abrigo
Donde encontrar la dicha, la ternura
De los primeros días; ni un amigo
Quiere partir mi negra desventura.
Todo miro al través del desconsuelo;
Y ni me alivia en mi dolor profundo
El loco goce que me ofrece el mundo,
Ni la esperanza que sonríe en el cielo.

Abordo ya la tumba, madre mía,
Me mata ya el dolor... voy a perderte,
Y el pobre ser que acariciaste un día
¡Presa será temprano de la muerte!

Cuando te dije adiós, era yo niño:
Diez años hace ya; mi triste alma
Aún siente revivir su antigua calma
Al recordar tu celestial cariño.

Era yo bueno entonces, y mi frente
Muy tersa aún tu ósculo encontraba...
Hace años, de dolor la reja ardiente
Allí dos surcos sin piedad trazaba.

Envejecí en la juventud, señora;
Que la vejez enferma se adelanta,
Cuando temprano en el dolor se llora,
Cuando temprano el mundo desencanta,
Y el iris de la fe se descolora.

Cuando contemplo en el confín del cielo,
En la mano apoyando la mejilla,
Mis montañas azules, esa sierra
Que apenas a vislumbrar mi vista alcanza,
Dios me manda el consuelo,
Y renace mi férvida esperanza,
Y me inclino doblando la rodilla,
Y adoro desde aquí la hermosa tierra
De las altas palmeras y manglares,
De las aves hermosas, de las flores,
De los bravos torrentes bramadores,
Y de los anchos ríos como mares,
Y de la brisa tibia y perfumada
Do tu cabaña está mujer amada.

Ya te veré muy pronto madre mía;
Ya te veré muy pronto, ¡Dios lo quiera!
Y oraremos humildes ese día
Junto a la cruz de la montaña umbría,
Como en los años de mi edad primera.
Olvidaré el furor de mis pasiones.
Me volverán rientes una a una
De la niñez las dulces ilusiones,
El pobre techo que abrigó mi cuna.
Reclinaré en tu hombro mi cabeza
Escucharás mis quejas de quebranto,
Velarás en mis horas de tristeza
Y enjugarás las gotas de mi llanto.

Huirán mi duda, mi doliente anhelo.
Recuerdos de mi vida desdichada;
Que allí estarás, ¡oh ángel de consuelo!
Pobre madre infeliz... ¡madre adorada!.

Autor del poema: Ignacio Manuel Altamirano

75.63%

votos positivos

Votos totales: 119

Comparte:

MATERNIDAD

Si un hijo la abrumaba, no sabía.
Al principio pesaba lo que un nido,
lo que una voz, sin voz para el gemido,
lo que un perfume en trance de agonía.

Luego supo que el hijo nacería,
porque miró su seno convertido
en un tallo de miel, donde el latido
del corazón en leche florecía.

Más tarde toda se sintió vencida
por su propia cintura -mies crecida-
hacia el cielo redondo de su pecho.

Y un día casi azul, de madrugada,
se sintió por un niño desgarrada
sobre el lirio impasible de su lecho.

Autor del poema: Carlos Castro Saavedra

75.00%

votos positivos

Votos totales: 112

Comparte:

Poemas de amor

Enviado por abrahan  Seguir

La luna es bella y sus ojos tabiem y es muy tu luna al ver

75.00%

votos positivos

Votos totales: 12

Comparte:

Madre

Enviado por macleod  Seguir

Madre , llevaré en mi espalda ,
el peso hueco de mis culpas ,
llevaré tu amor y tu ternura
aún cuando de pena
se me queden atragantadas
aquí en la garganta .

Y cuando llegue el mañana ,
de aquel día oscuro y triste ,
mi corazón te lo llevaras robando
a la blanca sepultura ;
y los dos nos moriremos ,
tú de agonía y yo de pena .

Y así iré caminando y caminando
por este mundo extraño ,
que no sé a dónde me llevará ,
ni a que lugar exiliado conoceré ,
llegaré con la tristeza en mis zapatos , llegaré y tú no me recibirás .

Y en cambio yo
conoceré de tu ausencia ,
que dolerá más que la muerte , almorzaremos juntos , pero distantes almorzaremos aunque ya no te vea ,
un gran plato frío de tristezas .

Y desde luego qué hondo vacío
se sentirá en mi mesa ,
que hasta los cubiertos han de llorar
la orfandad de todas las tardes ,
que hasta mi sonrisa se ha ido vivir
al lugar en donde reposan tus labios,
madre.

75.00%

votos positivos

Votos totales: 4

Comparte:

GRACIAS POR PERMITIRME...

Enviado por yedra  Seguir


Gracias por permitirme...

sentir la brisa suave que me acaricia el rostro
en un atardecer adormecido.
Por sentir en mis ojos y mi corazón
los colores trémulos del amanecer
que inunda de esperanza el nuevo día.

Gracias por permitirme...

Contemplar la hermosura impasible
de las estrellas,en una madrugada
plagada de sueños por vivir,y sentimientos
por compartir.

Gracias por permitirme...

que mi ser comparta sus días con esos amigos
que ofrecen su mano para sostenerte...
en los instantes difíciles y devolverte
la sonrisa con gestos que acarician el alma.

Gracias por permitirme...

amar a una parte de mi mismo
en forma de esos hijos nacidos del amor y del destino.
Amar a esa compañera,en ese viaje por el tiempo
y los azares de ese horizonte lejano llamado vida.

Gracias por permitirme...

sentir esa vida en mis venas y mi alma...
esa vida que tu formaste,cuidaste y ayudaste a caminar
olvidándote de ti misma,y de tus propios sentimientos
pues tenías una tarea ardua que realizar.

Gracias por permitirme...

Llegar a ser el hombre que hoy soy,
por amar,por soñar,por la amistad,por mis hijos,por mi mujer
por la luz que llega a mis ojos,por los latidos de ese corazón que tú
pusiste en mi pecho;por tantas cosas...

¡GRACIAS MADRE !POR PERMITIRME NACER...PARA SENTIR TODAS ESTAS COSAS.

¡GRACIAS MADRE! POR PONER EN MI PECHO...UN CORAZÓN DE POETA
PARA PODER LLORARTE...
CON MIS OJOS
CON MI CORAZÓN
CON MI ALMA TODA.

CUANDO VEAS A DIOS...¡DALE LAS GRACIAS DE MI PARTE!
POR HABERTE PUESTO EN MI CAMINO,DANDOME EL SER.
Y TÚ,¡DESCANSA! ¡TE LO MERECES!





A la memoria de mi madre

AUTOR:YEDRA

74.42%

votos positivos

Votos totales: 43

Comparte:

Desde el 21 hasta el 30 de un total de 54 Poemas a la madre

Añade tus comentarios