Poemas
Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!
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YO LO PREGUNTO
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
ME BESABA MUCHO
Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano… Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos
¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya…, y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.
LA BANDERA MEXICANA
La bandera mexicana
- verde, blanca y roja -
en sus colores aloja
la Patria en flor soberana.
Cuando en las manos tenemos
nuestra bandera,
es como tener entera
agua, naves, luz y remos.
Cuando alzamos sus colores,
siente nuestro corazón
la dicha de una canción
que se derrama en flores.
Por amor a mi bandera,
les digo a todos "hermano."
El que la lleve en la mano
lleva la paz donde quiera.
Paz, trabajo, amor y fe
son de mi bandera el cielo.
Yo quiero, por todo anhelo,
digno de ella estar al pie.
BESO MUNDO
Te besaré en la sombra, sin que mi cuerpo toque tu cuerpo.
(Correré las tinieblas, que no entre ni el olvido del cielo).
Que en la nada absoluta de todo, sólo exista, nuevo mundo, mi beso.
LA VIOLETA
En la pradera una violeta había
encorvada y perdida entre la yerba,
con todo y ser una gentil violeta.
Una linda pastora,
con leve paso y desenfado alegre,
llegó cruzando por el prado verde,
y este canto se escapa de su boca:
-¡Ay! Si yo fuera-la violeta dice-
la flor más bella de las flores todas…,
pero tan solo una violeta soy,
¡condenada a morir sobre el corpiño
de una muchacha loca!
¡Ah, mi reinado es breve en demasía;
tan solo un cuarto de hora!
En tanto que cantaba, la doncella,
sin fijarse en la pobre violetilla,
hollóla con sus pies hasta aplastarla.
Y al sucumbir, pensó la florecilla,
todavia con orgullo:
-Es ella, al menos,
quien la muerte me da con sus pies lindos,
no me ha sido del todo el sino adverso.
MÍA
Mía: así te llamas.
¿Qué más armonía?
Mía: la luz del día;
Mía: rosas, llamas.
¡Qué aromas derramas
en el alma mía
si sé que me amas,
oh Mía!, ¡oh Mía!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo, triste; tú triste...
¿No has de ser, entonces,
Mía hasta la muerte?
ADIÓS RÍOS, ADIÓS FUENTES
Adiós, ríos; adiós, fuentes
adiós, arroyos pequeños;
adiós, vista de mis ojos:
no sé cuando nos veremos.1
Tierra mía, tierra mía,
tierra donde me crié,
huertita que quiero tanto,
higueritas que planté,
prados, ríos, arboledas,
pinares que mueve el viento,
pajaritos piadores,
casita de mi contento,
molino de los castañares,
noches claras de luar (luna llena)
campanitas *timbradoras,
de la iglesia del lugar;
moritas de las zarzamoras
que yo le daba a mi amor,
caminitos entre el mijo
¡adiós, para siempre adiós!
¡Adiós gloria! ¡Adiós contento!
¡dejo la casa en que nací,
¡dejo la aldea que conozco,
por un mundo que no vi!
Dejo amigos por extraños,
dejo, la tierra por el mar,
dejo, en fin, cuanto bien quiero...
¡Quién pudiera no dejarlo!...
Más soy pobre, y ¡mal pecado!
mi tierra no es mía,
que hasta le dan de prestado,
la orilla por donde camina,
al que nació desdichado.
Os tengo, pues, que dejar,
huertita que tanto amé,
hoguerita de mi hogar,
arbolitos que planté,
fuentecita del cabañal.
Adiós, adiós, que me voy,
hierbecitas del camposanto,
donde mi padre fue enterado,
hierbecitas que besé tanto,
tierra que nos crió.
Adiós, Virgen de la Asunción,
blanca como un serafín;
os llevo en el corazón;
pedidle a Dios por mí,
Virgen mía de la Asunción.
Ya se oyen lejos, muy lejos,
las campanas de O Pomar,
para mi, ¡ay!, pobrecito,
nunca más han de tocar.
Ya se oyen lejos, más lejos...
cada redoble es un dolor;
me voy solo, sin cariño...
Tierra mía, ¡adiós! ¡adiós!
¡Adiós también, queridita...!
¡Adiós por siempre quizás...!
Te digo este adiós llorando
desde la orillita del mar.
No me olvides, queridita,
si muero de soledad...
tantas leguas mar adentro...
¡Mi casita!, ¡mi hogar!
HAY UNA COMETA
Hay una cometa
que flota en el cielo,
muy lejos del suelo
ligera y coqueta.
Hay una cometa
que imita a una nube:
ya baja, ya sube,
jamás se está quieta.
Hay una cometa
de vivos reflejos:
parecen espejos
buscando una meta.
Hay una cometa,
serpiente de espuma,
que deja a la bruma
de sueños repleta.
POEMA 21 - ESPANTAPÁJAROS
Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.
HACIA EL JARDÍN DEL MUNDO
Hacia el jardín el mundo de nuevo asciende,
Potentes machos, hijas, hijos, presagiando
El amor, la vida de sus cuerpos, pensamiento y esencia.
Curioso contemplo allí mi resurrección luego del sueño,
Girando de nuevo en el límpido espacio,
Amoroso, maduro, todo para mí hermoso, todo pasmoso,
Mis extremidades y el fuego palpitante de que es motivo el portentoso juego.
Éxito pues, asomo y penetrante destilo,
Satisfecho con el presente, satisfecho con el pasado,
Por mi lugar, o atrás de mí, Eva siguiéndome,
O al frente, y yo, lo mismo, de ella en pos.
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