Poemas 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

PERO

Pero
¿por qué las mujeres siempre tienen una
duda?
¿Reciben avisos del cielo,
o qué?

Autor del poema: Juan Rulfo

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DICEN QUE UNA TROPA DE CARROS

Dicen que una tropa de carros unos,
otros que de infantes, de naves otros,
es lo más hermoso en la negra tierra;
que uno ama.
Y es sencillo hacer que cualquiera entienda
esto, pues Helena, que aventajaba
en belleza a todos, a su marido,
alto en honores,
lo dejó y se fue por el mar a Troya,
y ni de su hija o sus propios padres
quiso ya acordarse, pues fue llevada

y esto me recuerda que mi Anactoria
no está presente,
de ella ver quisiera su andar amable
y la clara luz de su rostro antes
que a los carros lidios o a mil guerreros
llenos de armas.

Autor del poema: Safo

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NIRVANA

sin mucha elección
y casi sin quererlo,
él era un joven
a bordo de un autobús
que cruzaba Carolina del Norte
rumbo a
algún lugar
y empezó a nevar
y el autobús paró
en un café
sobre las colinas y
los pasajeros
entraron.
él se sentó en el mostrador
con los demás,
pidió y le
trajeron su comida,
que estaba particularmente buena
lo mismo que el café.
La camarera no era
como las mujeres que él
había conocido.
No se hacía la interesante,
un humor natural emanaba
de ella.
El cocinero decía
cosas locas.
El lavacopas,
atrás,
se reía
con una risa
limpia
y placentera.
el joven miraba
la nieve a través de las
ventanas.
Quería quedarse
en ese café
para siempre.
Un curioso sentimiento
lo inundó:
que todo
era
bello
ahí,
que todo permanecería
siempre bello
ahí.
entonces el chófer
avisó a los pasajeros
que ya era tiempo de irse.
el joven
pensó, me voy a quedar
aquí, me voy a quedar aquí.
Pero
se levantó y siguió a
los otros hasta
el autobús.
Encontró su asiento
y miró el café
por la ventanilla.
el autobús arrancó,
dobló una curva,
y fue camino abajo,
alejándose de las colinas.
el joven
miraba
hacia adelante.
Los otros pasajeros
charlaban de otras cosas
leían
o
intentaban
dormir.
no se habían dado cuenta
de la magia.
el joven
puso su cabeza
contra el asiento,
cerró los ojos,
fingió
dormir.
Nada quedaba
sólo escuchar el
sonido
del motor,
el sonido de las
ruedas
en la nieve.

Autor del poema: Charles Bukowski

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CANCIÓN PARA LOS OJOS

Lo que yo quiero saber
es dónde estoy…
Dónde estuve,
sé que nunca lo sabré.
Adónde voy ya lo sé…

Dónde estuve,
dónde voy,
dónde estoy
quiero saber,
pues abierto sobre el aire,
muerto, no sabré que, soy vivo,
lo que quise ser.

Hoy lo quisiera yo ver;
no mañana:
¡Hoy!

Autor del poema: Emilio Prados

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VEN

Ven, mi amor, en la tarde de Aniene
y siéntate conmigo a ver el viento.
Aunque no estés, mi solo pensamiento
es ver contigo el viento que va y viene.

Tú no te vas, porque mi amor te tiene.
Yo no me iré, pues junto a ti me siento
más vida de mi sangre, más tu aliento,
más luz del corazón que me sostiene.

Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras.
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías.

Es tuya mi canción, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy,
y en ese viento siempre me verías.

Autor del poema: Rafael Alberti

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GUERRA ME HACEN DOS CUIDADOS

Guerra me hacen dos cuidados
de contrarios accidentes:
uno de males presentes,
otro de bienes pasados;
en la memoria cebados,
voraz símil cada cual
del buitre ha sido, infernal,
cuyo insaciable desdén
plumas ha vestido al bien,
garras ha prestado al mal.

Autor del poema: Luis de Góngora

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¿VIVIRÉ MAÑANA?

¿Viviré mañana? No lo sé decir
Pero no me iré de aquí sin resistencia
Esta recámara es mi núcleo
Pensar bajo las cobijas es mi fuga
Con los ojos cerrados,
Para escuchar un miedo escondido en el silencio,
Mi miedo que al romperse se vuelve
El desconocido mal.
Sea bienvenido el misterio
Pero mi reacción , desconocida también
También por ello me aterra
Entonces mi temor no tiene tiempo
De pensar su propio terror
Y la belleza me embarga toda entera

No existe lo predecible
Y este es el temor mayor
Oculto mis cosas
No por el miedo sino por el rechazo
De quienes piensan a medias
“La ignorancia liberara”

Quiero verte
En la misma posición, sacudida en llanto,
Despojada por sólo una semana mas
De tus débiles apoyos
“Cada hombre mata lo que mas quiere”
Cada mujer se dejará amar
Hasta la muerte
¿Cuál es el amor hasta la muerte?
¿Es solo un peregrino
de todas las semejanzas?.

Autor del poema: Carlos Fuentes

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POEMA A HACHAZOS

Los déspotas nos atan los pies y las manos
y traban nuestros dientes con alambre
porque los impotentes sienten miedo de la palabra.
Con nosotros barren el suelo de las ciudades,
entaponan las letrinas y nos sumergen en las cloacas.
Pero este será el año de los grandes milagros.

Porque la libertad no está en la letra de imprenta,
ni nace de diez bandidos que discuten en una mesa,
ni viene de los carneros que mugen en el Parlamento.
Libertad: esa palabra se aferra muy dura a nuestras con
ciencias.

He aquí que un pobre roe su pan seco,
he aquí que una niña no sacia su escondido deseo,
he aquí que muere de cólera un obrero,
un sacerdote, un reportero.
Pero arriba danza ebrio el dinero
¡y he ahí la otra cara de la moneda!

“Nosotros llegamos siempre tarde. Estamos tarde.Morimos tarde.”
Decid si no será esto cochino.
Pero una gran alba se abre en nuestro camino
porque Dios se prepara a bajar a media calle.
Dios, que por fin se ha puesto caites.

El pan que no comemos se pudre en lejanos armarios
y el vino hierve en las cráteras lejanas.
Un beso, un solo beso de la mujer amada
buscadlo ahí donde la tierra se ha hecho pedazos.

Para alcanzar la dicha siempre nos hace falta una pulgada
y está la culpa en nuestra medrosa mirada,
en el barniz que engaña a nuestro tacto,
en los vergeles donde se embriaga el olfato.

La culpa es de nuestros puercos sentidos,
desde que nos hizo saber el señor Ministro
que dos más dos son igual a cinco;
por fin sabemos que dos más dos son cuatro.

Cuando bajen al pueblo estas simples verdades
el mundo ha de tornarse súbitamente claro
como un cuchillo volado por el aire
en pleno día, sobre los duros escenarios.

Autor del poema: Manolo Cuadra

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RÍO GRANDE DE LOÍZA

¡Río Grande de Loíza!… Alárgate en mi espíritu
y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos,
para buscar la fuente que te robó de niño
y en un ímpetu loco te devolvió al sendero.

Enróscate en mis labios y deja que te beba,
para sentirte mío por un breve momento,
y esconderte del mundo y en ti mismo esconderte,
y oír voces de asombro en la boca del viento.

Apéate un instante del lomo de la tierra,
y busca de mis ansias el íntimo secreto;
confúndete en el vuelo de mi ave fantasía,
y déjame una rosa de agua en mis ensueños.

¡Río Grande de Loíza!… Mi manantial, mi río,
desde que alzome al mundo el pétalo materno;
contigo se bajaron desde las rudas cuestas,
a buscar nuevos surcos, mis pálidos anhelos;
y mi niñez fue toda un poema en el río,
y un río en el poema de mis primeros sueños.

Llegó la adolescencia. Me sorprendió la vida
prendida en lo más ancho de tu viajar eterno;
y fui tuya mil veces, y en un bello romance
me despertaste el alma y me besaste el cuerpo.

¿A dónde te llevaste las aguas que bañaron
mis formas, en espiga de sol recién abierto?

¡Quién sabe en qué remoto país mediterráneo
algún fauno en la playa me estará poseyendo!

¡Quién sabe en qué aguacero de qué tierra lejana
me estaré derramando para abrir surcos nuevos;
o si acaso, cansada de morder corazones,
me estaré congelando en cristales de hielo!

¡Río Grande de Loíza!… Azul. Moreno. Rojo.
Espejo azul, caído pedazo azul de cielo;
desnuda carne blanca que se te vuelve negra
cada vez que la noche se te mete en el lecho;
roja franja de sangre, cuando baja la lluvia
a torrentes su barro te vomitan los cerros.

Río hombre, pero hombre con pureza de río,
porque das tu azul alma cuando das tu azul beso.

Muy señor río mío. Río hombre. Único hombre
que ha besado en mi alma al besar en mi cuerpo.

¡Río Grande de Loíza!… Río grande. Llanto grande.
El más grande de todos nuestros llantos isleños,
si no fuera más grande el que de mí se sale
por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.

Autor del poema: Julia de Burgos

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DESGARRADA LA NUBE...

Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.

Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.

¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris!
¡el agua en tus cabellos!...
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.

Autor del poema: Antonio Machado

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Desde el 1601 hasta el 50 de un total de 50 Poemas

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