Poemas
Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!
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CANCIÓN DEL FANTASMA
Despierta
Sacúdete los sueños de tu pelo
Mi preciosa y dulce niña.
Elige el día y el signo para tu día
El día es divino.
La primera cosa que ves.
Una inmensa y radiante playa en una bonita y adornada luna
Parejas desnudas corren por sus tranquilos lados
Y reímos como dulces, locos niños
Inmersos en la lana confusa de la mente infantil
La música y las voces giran a nuestro alrededor
Eligen su antiguo cantar
Tu tiempo ha regresado
Elige ahora, su dulce canto
Debajo de la luna
Junto al lago antiguo
Entra otra vez en el dulce bosque
Entra en el cálido sueño
Ven con nosotros
Todo está roto y baila
PROYECCIÓN ASTRAL
Por qué es de valor, el hombre tiene una alma.
El patio de recreo astral es a donde va.
Para librarlo a él mismo de límites del humano.
Toma un respirador y siente los sonidos.
No puedes decir una sílaba.
¡Avión astral, está demente!
¡El científico no lo puede explicar!
Me doy cuenta de que poseemos ojos para deslumbrarnos.
Una mente que filtra impresiones de nuestros sueños más altos
¡Porque supiste que los pensamientos nunca acabarán,
porque cuando duermes, eres libre de nuevo!
CIRCE, QUE DE HOMBRE EN PIEDRA ME TRANSFORMA
Circe, que de hombre en piedra me transforma,
quiere, o lo quieren los contrarios cielos,
que viva ausente, sin matarme celos,
cosa imposible si de amor se informa.
Tanto el temor con el amor conforma
que era pedir centellas a los hielos
estar ausente y no tener recelos
aun a la sombra que el pensarlos forma.
Al contrario presente aunque atrevido,
bien puede hacer un hombre resistencia,
mas no cuando a traición otro le enviste.
Los celos por los ojos me han venido,
pero por las espaldas el ausencia,
y lo que no se ve no se resiste.
EL VIAJE DE LA TRIBU
Otoño sitia el valle, iniquidad
desborda, y la sacrílega colina al resplandor
responde en forma de venganza. El polvo mide
y la desdicha siente quien galopa
adonde todos con furor golpean:
prisionero asistir al quebrantado círculo
del hijo que sorprende al padre contemplando
tras la ventana obstruida por la arena.
Sangre del hombre víctima del hombre
asedia puertas, clama: "Aquí no existe nadie",
mas la mansión habita el bárbaro que busca
la dignidad, el yugo de la patria
interrumpida, atroz a la memoria,
como el marido mira de frente a la mujer
y en el cercano umbral la huella ajena apura
el temblor que precede al infortunio.
Hierro y codicia, la impotente lepra
de odios que alentaron rapiñas e ilusiones
la simiente humedece. Al desafío ocurren
hermano contra hermano y sin piedad
tornan en pausa el reino del estigma:
impulsa la soberbia el salto hacia el vacío
que al declinar del viento el águila abandona
figurando una estatua que cayó.
Volcada en el escarnio del tropel
la tarde se defiende, redobla la espesura
ante las piedras que han perdido los cimientos.
Su ofensa es compasión cuando pasamos
de la alcoba dorada a la sombría
con la seguridad de la pavesa: apenas
un instante, relámpago sereno cual soldado
ebrio que espera la degradación.
De niños sonreímos a la furia
confiando en el rencor y a veces en la envidia
ante el rufián que de improviso se despide
y sin hablar desciende de la bestia
en busca del descanso. El juego es suyo,
máscara que se aparta de la escena, catástrofe
que ama su delirio y con delicia pierde
el último vestigio de su ira.
Vino la duda y la pasión del vino,
cuerpos como puñales, aquello que transforma
la juventud en tiranía: los placeres
y la tripulación de los pecados.
Un estallar alzaba en la deshonre
el opaco tumulto y eran las cercanías
ignorados tambores y gritos y sollozos
a los que entonces nadie llamó "hermanos".
Al fin creí que el día serenaba
su propia maldición. Las nubes, el desprecio,
el sitio hecho centella por la amorosa frase,
vajilla, aceite, aromas, todo era
un diestro apaciguar al enemigo,
y descubrí después sobre el naufragio tribus
que iban, eslabones de espuma dando tumbos
ciegos sobre un costado del navío.
AMISTAD
Amigos siempre seremos
Más no me hagas enfadar
Incluso así te perdono
Si no me vuelves a dar
Tienes muchas virtudes
Así que demuéstralas
Dichoso soy de mostrarte mi amistad
Un acróstico esconde un mensaje que surge al extraer la primera letra de cada verso o línea. En este caso puede leerse "Amistad".
También existen otros poemas en los que el acróstico se forma al extraer la última letra o la letra media de cada verso.
MARÍA
Me gusta tu nombre,
Atrevido y serio,
Reflejando siempre
Intensos misterios
Al rozarlo el viento
Un acróstico esconde un mensaje que surge al extraer la primera letra de cada verso o línea. En este caso puede leerse "María".
También existen otros poemas en los que el acróstico se forma al extraer la última letra o la letra media de cada verso.
UN AMIGO ES A VECES EL DESIERTO
Un amigo es a veces el desierto,
otras el agua.
Despréndete del ínfimo rumor
de agosto; no siempre
un cuerpo es el lugar de la furtiva
luz desnuda, de cargados
limoneros de pájaros
y el verano en el pelo;
en el follaje oscuro del sueño
es donde brilla
la piel mojada,
la floración difícil de la lengua.
Lo cierto es la palabra.
EL RETORNO
Vieja alameda triste en que el árbol medita,
En que la nube azul contagia su quebranto
Y en que el rosal se inclina al viento que dormita:
Te traigo mi dolor y te ofrezco mi llanto.
He vuelto. Soy el mismo. La misma sed que me aqueja
Y embelesa mi oído idéntica canción,
Y soy aquel que ama el minuto que deja
Un poco más de llanto dentro del corazón.
He vuelto a tu silencio otoñal, he buscado
Vanamente mis huellas entre todas las huellas,
Y mi ilusión es una hoja muerta de aquellas
Que estremecía el viento y que el Sol ha dorado.
Y mientras quiero acaso recomenzar la senda
Y un mal irremediable consume los destellos
Del Sol, vieja alameda, y te guardo mi ofrenda,
Tú contemplas mis ojos y miras mis cabellos.
EPIFANÍA
Un domingo
Epifania no volvió más a la casa.
Yo sorprendí conversaciones
en que contaban que un hombre se la había robado
y luego, interrogando a las criadas,
averigüé que se la había llevado a un cuarto.
No supe nunca dónde estaba ese cuarto
pero lo imaginé, frío, sin muebles,
con el piso de tierra húmeda
y una sola puerta a la calle.
Cuando yo pensaba en ese cuarto
no veía a nadie en él.
Epifania volvió una tarde
y yo la perseguí por el jardín
rogándole que me dijera qué le había hecho el hombre
porque mi cuarto estaba vacío
como una caja sin sorpresas.
Epifania reía y corría
y al fin abrió la puerta
y dejó que la calle entrara en el jardín.
PUES EL TIEMPO NO PARA
Pues el tiempo no para, poco importa
Que los días vividos nos acerquen
El vaso de agua amarga colocado
Donde la sed de vida se exaspera.
No contemos los días que pasaron:
Fue hoy cuando nacimos, sólo ahora
La vida ha comenzado, y, lejos aún,
La muerte ha de cansarse en nuestra espera.
Desde el 2011 hasta el 50 de un total de 50 Poemas
