9 Poemas de Antonio García Teijeiro
MI ABUELO COMPRÓ UNA BARCA
Mi abuelo compró una barca
de madera de ciruelo.
La echamos en el estanque
donde se refugia el cielo.
La barca no tiene remos
ni velas, ni marineros.
La empujan vientos de espuma,
Alegres titiriteros.
Las aguas surca la barca
de madera de ciruelo,
la barca llena de vida
que un día compró mi abuelo.
YO QUIERO REÍR
Yo quiero reír.
No quiero llorar.
Yo quiero sentir
el verde del mar.
El verde del mar
y el azul del cielo.
Yo quiero, yo quiero
tal vez navegar.
Sí, sí, navegar
arriba, en el cielo.
Tratar de volar
de espaldas al suelo.
Un pájaro, un pez,
yo quisiera ser
y poder cruzar
las nubes y el mar.
HAY UNA COMETA
Hay una cometa
que flota en el cielo,
muy lejos del suelo
ligera y coqueta.
Hay una cometa
que imita a una nube:
ya baja, ya sube,
jamás se está quieta.
Hay una cometa
de vivos reflejos:
parecen espejos
buscando una meta.
Hay una cometa,
serpiente de espuma,
que deja a la bruma
de sueños repleta.
DOS Y DOS SON CUATRO BESOS
Dos y dos son cuatro besos.
Seis y seis son muchos más.
Pero a ti, niña bonita,
un ciento te quiero dar.
Tienes ojos embrujados
que parecen de cristal;
tienes labios de amapola
que siempre quise besar.
Cinco y cinco son diez besos.
Diez y diez son muchos más.
Pero a ti, niña bonita,
un millón te quiero dar.
MI ÁRBOL TENÍA
Mi árbol tenía
sus ramas de oro.
Un viento envidioso
robó mi tesoro.
Hoy no tiene ramas.
Hoy no tiene sueños
mi árbol callado,
mi árbol pequeño.
DE OLA EN OLA
De ola en ola,
de rama en rama,
el viento silba
cada mañana.
De sol a sol,
de luna a luna,
la madre mece,
mece la cuna.
Esté en la playa
o esté en el puerto,
la barca mía
la lleva el viento.
EN MEDIO DEL PUERTO
En medio del puerto,
con velas y flores,
navega un velero
de muchos colores.
Diviso a una niña
sentada en la popa:
su cara es de lino,
de fresa, su boca.
Por más que la miro,
y sigo mirando,
no sé si sus ojos
son verdes o pardos.
En medio del puerto,
con velas y flores,
se aleja un velero
de muchos colores.
EN UN TROZO DE PAPEL
En un trozo de papel
con un simple lapicero,
yo tracé una escalerita,
tachonada de luceros.
Hermosas estrellas de oro.
De plata no había ninguna.
Yo quería una escalera
para subir a la Luna.
Para subir a la Luna
y secarle sus ojitos,
no me valen los luceros,
como humildes peldañitos.
¿Será porque son dorados
en un cielo azul añil?
Sólo sé que no me sirven
para llegar hasta allí.
Estrellitas y luceros,
pintados con mucho amor,
¡quiero subir a la Luna
y llenarla de color!.
TENÍA UNA GUITARRA
Tenía una guitarra
cansada, ya sin cuerdas.
Decía sus canciones
con la ronca madera.
Yo le pedía flores
azules que me diera.
Ella, resquebrajado
su sueño de madera,
con lágrimas mojaba
mis manos ¡tan pequeñas!
Alrededor volaban
palomas de madera.
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