131 Poemas eróticos 

Mi mujer

Enviado por elbragao69  Seguir

Tus caderas son mi camino
Me guia a mi más grande placer
Tu sonrisa me divierte, me da la pausa
A continuar con el recorrido de la alucinación...
Tus palabras me alientan, me excitan
Son órdenes que debo acatar
Tu sabor me inyecta las fuerzas para continuar...
Tus suaves movimientos me intranquilizan
Me envuelven en un gran abanico de ideas prohibidas
Y tu sensibilidad me incita a transgredir lo establecido...
Eres toda mía, eres toda mi vida, eres el aire que necesito para vivir...

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SITIO

Penetro al fin en ti,
mujer desmantelada.
que -al terminar el sitio-
ya sólo custodiaban
monótonos tambores
y trémulas estatuas.

Penetro en ti, por fin.
Y, entre la luz delgada
que filtran, por momentos,
estrellas y palabras,
encuentro a cada paso
que doy sobre los fríos
peldaños que conducen
al centro de tu alma
-un cuerpo junto a otro-
cien horas derrotadas.

Me inclino... Una por una
las reconozco, a tientas.
Contra una jaula exacta
en ésta, oscuramente,
un ruiseñor estuvo
rompiéndose las alas.
En ésa... No sé ya
lo que en esa existencia
moría o principiaba:
esquivas formas truncas,
presencias instantáneas,
deseos incompletos,
dichas decapitadas...

Autor del poema: Jaime Torres Bodet

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AL NORTE DE TUS PIERNAS

Enviado por leog72  Seguir



Al norte de tus piernas

tengo una casa dónde pongo

a calentar mi cuerpo y mueren

las distintas estaciones de los inviernos.


Abierta está la puerta que un día

cerraste a la multitud.


Te conozco y la noche trae tu aliento.

Los huesos se alborotan , la distancia

se evapora cuando se encuentran

Nuestros labios condenados

a beber del sudor ,la sal dulce al final

de un grito.


Hace tiempo que ensayamos una aventura

de salivas.

Lenguas peregrinas en los insomnios del deseo.

Muslos profanados en las puntas pasionales

de las agujas.

Derrames incongruentes en los salientes

dilatados de tu sexo.


Al norte de tus piernas desplegadas auroras

me recuerdan que un siglo es un segundo,

que el fuego es la llama sin quemar

de los quejidos.

El naufragio es respirar con los ojos cerrados. El temblor la piel rupestre en los salientes de tu isla.

Al norte de tus piernas he descubierto fósiles de pantanos, y aún prolongo hundimientos. Torrentes de nata se suicidan.

Morir es un golpe horizontal propulsado por tus caderas

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Humedo

Enviado por konan  Seguir

Sentada a tu lado siento un delicioso calor humedo recorrer mi cuerpo
tus caricias son un balsamo q refresca mi piel cada beso me enciende en deseo y en la penumbra te veo tan claramente tan solo necesito tu esencia saborear cada parte de ti
verte sutilmente humedecido como la hierva en la madrugada agitado en medio de un huracan de pasion sin mas abrigo q tu piel rosando tocando y acariciando tu cuerpo y el mio ... deliciosa rigidez q me excita al tocar una y otra vez descubrir su angulacion su direccion y desear tenerte mas cerca ser uno nada mas ..humedo calor recorriendo mi entrepierna

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PUNTO G

Un desangrarse lento
remontable
hasta la más pérfida belleza
hasta el misterio de la carne inerme

un ciego encadenarse
a la vida
en medio de secretas humedades
fingiéndose criatura marina
o tal vez demonio
cómplice de un ángel
goloso y triste

un desangrarse
un encadenarse
un agonizar feroz
entre la luz imprecisa y virgen
de un eclipse
cerrados los labios y los ojos
pero abierta
extraviada
florecida.

Autor del poema: Carmen Matute

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Deseo

Enviado por scg0712  Seguir

Amarrarme en tus sentidos y perderme el la lujuria de tus deseos, jugar en tu piel como un niño uniendo las estrellas recibiendo la sensación de tu piel erizada con el corazón a millón, disfrutar de tu respiración profunda cuando encaminado entre tus pechos sigo la ruta de tu vientre para llegar a un mar del cuál deseo estar ahogado mientras tus gemidos me sumergen a un mundo que solo en mi imaginación eh estructurado para la mujer apasionada que tengo en mis manos.

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Ángel perversa

Enviado por gabl  Seguir


Cerca de mi estás, prohibida
deseada, a mi alcance,
te insinúas, te ofreces con gestos provocativos,
a mis ojos, a mis deseos ocultos.

A mi lujuria dormida, escondida en los genes,
te miro, pido tu cuerpo maduro como fruta
que al morderla deja mi boca encarnada.

Te imagino horizontal en mi cobijo felino
y mis garras acariciándote, desgarrando tu intimidad.

Te estoy amando, como tú quieres, eres perfecta
quema tu piel, tu sangre arde, tú lo sabes.

Tu cuerpo gime, llora de placer, de amor,
cerca de mi estás, como ángel perversa
victoriosa o vencida, risueña, codiciada y maligna.

gbl
18/09/2017
Derechos Reservados de Autor

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ERÓTICA Y SILENCIADA

Enviado por doblezeroo  Seguir

****
Olor de Venecia y pubis
humificando la estancia
viste al girasol gigante
que asoma por la ventana
mientras los cristales siembran
rumores de la calzada,
que el mundo se ofrece vivo
como el bosque a las mañanas,
lo mismo que yo me ofrezco
enloquecido de magia
a contemplarla sinuosa
como sirena varada
en el corazón de todas
y cada una de las playas
mientras duerme silenciosa,
tendida sobre la cama,
como una duna de arena
bajo quietas olas blancas.

Yo a ella la miro despierto
de afrodisíacos y arpas,
mil avisperos describen
pasiones abiertas y altas,
mi vientre se excita raudo
de erótica y silenciada
yedra del escalofrío
por su piel desparramada
y en mi entrepierna, la fiebre,
bebe un éxtasis de salvias
por la canela en dos muslos
de sus piernas destrenzadas.
Minerva en sus labios cierra
gemidos de madrugada
que resuenan en mi mente
en redobles de campanas
y en triple sangre de mayo
sus uñas apasionadas
abrieron melocotones
bajo la piel de mis cachas.

Yo a ella la miro despierto
conclusa de una algazara,
espesura en los corales
del cabello en su piel blanca,
lazos tibios en el hombro
susurrándole a la almohada,
color de aceite y Egipto
sobrevolando su espalda,
cuatro silencios calientes
en las rutas de sus nalgas,
y una aureola en su torso
de hoguera recién quemada.

Duerme mi chica en el lecho,
como un pétalo en el agua,
con medio cuerpo desnudo
y una noche, en sus pestañas
de enfurecidos volcanes
y luces de luna en llamas.
Sangre de pantera gruñe
bajo las tumbas heladas.
Duerme mi chica en el lecho
con trenzas enmarañadas
recogiendo en su regazo,
de sombras y de terrazas,
dos pechos entre los brazos
o densísimas manzanas,
dos manantiales sin pozo
o desiertos llenos de agua.

Hay dos copas en la mesa
su ropa en toda la casa,
la sombra de ojos reviste
sus mejillas reposadas,
tiene océanos sin olas
dibujándole la cara,
corrientes de la marisma
en sus tetas excitadas
y alrededor del tobillo
un pequeñísimo tanga
con una gota de semen
y dos burbujas de cava.

****

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EN UNA PRECIOSA ORILLA

Enviado por doblezeroo  Seguir

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LA PRIMERA VEZ por Doblezero

En una orilla de juncos
le dije que la quería
desde la flor de la fe

y tiritaron los mundos
de todas esas esquinas
del alma de una mujer.

Su cuerpo era de cristales
y el mes de agosto surgía
alrededor del ciprés.

Por las laderas de pinos
con hojas verdes y finas
la sombra vino a crecer.

Salió la luna a alumbrarnos
la oímos tras las colinas
escalando para caer

como un aliento de plata
sobre la paz de la ardilla
mostrando su desnudez.

Ella guardaba en su boca
silencios de celo, chispas
y el fuego de Lucifer.

Ella enjaulaba en su boca
gemidos de alma adictiva
y un beso para morder

con su saliva caliente
los labios rojos de arriba
y los de abajo también

mientras olía el entorno
húmedo con esas briznas
azules del anochecer.

Ella escondía en su falda
dos muslos en celosía
vehementes de placer

y en mi cabeza fraguaban
brasas de la adrenalina
del cálido acontecer.

En sus dos ojos los galgos
hambrientos de amor mordían
a las presas de mi piel.

Mis manos creaban lentas
corrientes de seda fina
por sus mejillas de miel.

Ella en mi helénico torso
suspiros de Gea perdía
desde sus ojos sin ley

sobre la cumbre de Venus
llena de noche adictiva
sin gobernanta ni juez.

Yo desvestía pecados
frutales de su camisa
y ella robó mi adultez

con manos de vergonzosa
tan suaves como abrasivas
y maduras de niñez.

Yo buscaba en su mirada
el sexo entre las costillas
coloradas de su tez

mientras besaba su cuello
en esa preciosa orilla
de nuestra primera vez.

AUTOR: DOBLEZERO




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Penitente

Enviado por salom0n  Seguir

Un impuro penitente,
arrodillado y clamando al cielo,
por un perdón que no es sincero,
pues desea repetir el acto,
que tuvo de rodillas a la dama,
que no pedía perdón, pero sí la cama,
que juró fidelidad a otro caballero,
que es pariente del primero,
que es menos decente, pero más certero,
en buscar el tesoro del profundo centro,
que le da vida a la mujer devota,
que quiso ser fiel y ahora está rota,
pues rompieron su temple y su vanguardia,
en una guerra sin bandera blanca,
como blancas la marcas en su retaguardia,
penetrada por el filo de una espada,
larga y ancha, como de acero forjada,
que con una sola estocada,
tiñó de sangre el campo de batalla,
y la batalla fue iniciada,
al galope del caballo y del caballero,
que es un maestro montando,
aunque pierda el norte y sea él montado,
por la dama del cofre y el tesoro,
que se abre para mostrar el oro,
que hará suyo,
el impuro penitente.

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