80 Poemas latinoamericanos 

ANDANTE

Los rodillos cayeron sobre los guijarros
Exactamente aquella mañana proyectada en almejas.

Mas no fue solamente sobre la isla de Santo
Domingo – denominada en el Mar Caribe
Cálidamente
Patria mía – sino mucho más lejos, traspasando
Las anchas cordilleras y las zonas volcánicas
De todo planisferio. Fue una conducta planetaria.
Un ecuménico establecimiento del abuso.

Puesto que si el derecho de propiedad
Está constituido por algunas palabras
Que estabilizan a las corporaciones y sostienen
Sobre la alta espuma a la marina mercante
Es porque algunos hombres bajo algunos almendros
Ejercen la razón de que su casa es suya.

Y continuando el argumento frío
Que sirve de pentagrama a este concierto
La patria
Es el derecho de propiedad más inviolable.

Y una patria es una sola patria
Que cubre el universo en varios pasaportes
Y no hay patria que se abalance sobre otra patria.

Y el tanque no es la norma física ni el portaviones
El orden natural. Ni el rascacielos constituye
Por razones de acero un mandamiento irrevocable.

Ni la cibernética le ocurre al hombre
Como una hemotisis. Puesto que entonces
La escala se desprende de las cuerdas
Y asciende en espiral a las frecuencias
Más vividas, resuenan los trombones, la atmósfera
Tiembla con la percusión desenfrenada del timbal
Subdesarrollado, la orquesta universal retumba,
Gran concierto de la humanidad sacude
Sus entrañas, el tímpano lanza un alarido,
Las leyes históricas trepidan bajo las patas
De los contrabajos mientras los violoncelos
Del corazón humano resuenan para estallar
Estrepitosamente en todos los confines
En un desentumecido solo de esperanza.

Autor del poema: Pedro Mir

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PERPETUA, COMO LOS HUESOS QUE ATRAVIESAN MI CARNE...

Perpetua, como los huesos que atraviesan mi carne,
(porque debes saber, amada, que este calcio mortal
no es osamenta, que es traspasante espina y enfurecida
lanza)
como la tierra desesperada y seca, como los árboles;
honda y turbulenta en las viejísimas sangres de
la tarde encendida de sueños y aves...
eres, amada, oh agua, oh nube y hoja en la lenta distancia.

Por buscarte, adelgazados hasta el vuelo de la
muerte están los tristes brazos...
¿Qué saliva pudo, jamás, tocarte?
¿qué polvo pudo, en tus grandes lágrimas, acercarse a
mi barro?
¿Cuántas veces te he dicho mi silencio? ¿cuántas veces
mis palabras, nada más que en tus ojos se abatieron, cansadas, como pájaros?

(Y estoy solo, traspasado de mí, atravesado de mis
huesos, dolorosos y doloridos huesos de hombre, igual
a una raíz inútil en un suelo desconocido, igual
a la lengua de un perro en el agua salobre)

Yo te llamé con el más simple nombre, como el aire,
limpia en lejanos cristales y alta de fugas, oh
perpetua como las alas.

Yo, gemebundo, con pávidas astillas me clavé a la
esperanza, y la esperanza no era más que mi carne
ciega y vana.
¡Qué vegetal dolor el del recuerdo crecido en la
dulce comarca que apacentó tu nombre!
¡qué transparentes sueños a la orilla de sueño de
tus aéreas manos!
(y yo, un hombre en soledad, un tibio borde de amargura, un latido en la ceniza del crepúsculo,
una pequeña nada, una sombra crecida en tu cierta
palabra,
estoy en la mudez de traspasada carne)
Háblame con la infinita voz que en los cielos gira y
canta,
que es estrella en la noche y rocío en la niña mañana.
Háblame tú, recién nacida, eterna y perpetua distancia.
Háblame tú, perpetua al acabado corazón, al enterrado
corazón de tierra y a la ahogada palabra.

Autor del poema: Francisco Granizo

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SOY MI MEMORIA

Soy mi memoria.
Piel errante,
subsistiendo entre mi último balido
Y mi eterna obligación de partir.
Yo
Dona Albarda
Mariposa inválida de mi forma
sobreviviendo al sueño y al tropel.

Toro en mi torso
-con mis cuernos en vacío
como una antigua furia que se cubre de olvido.

Novillo en mi piel
-deseo limítrofe en mis cascos perdidos
como un antiguo cansando que no llega al recuerdo.

Buey en mi cuero
-testículos arrancados a la sucesión
conjugando solteramente mi amor con la carreta
como una vieja madera conyugal quemada por el viento.

Yo
Doña Albarda
Vaca en mi soledad y piel
-con mis fervientes ubres excluidas de la sed
con el candor de mis pupilas hundidas bajo los ríos
con mi antigua maternidad creciendo bajo los árboles.

Yo
con mi linaje
con mi bandera de muertos
repitiendo el deseo de horizonte
caminando
eternamente sonando el tambor de mi piel
como la luna.
Caminando sobre la llanura estúpida y fangosa
caminando
sobre la abierta senda pisoteada
caminando
bajo la lluvia torrendal y lacrimosa
caminando
bajo la garúa susurrante
caminando
bajo el sol insolente y fogonero
caminando
entre la música metal de los lecheros
caminando
tras de la tarde herida bajo el ala
caminando
tras de la noche
caminando
tras de la muerte,
de nuevo caminando…

Autor del poema: Pablo Antonio Cuadra

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LA ORACIÓN

Virgen de tabla pintada.
Virgen de dulce madera,
ya nuestras manos unidas
forman una sola regla,
nuestros cuerpos se han juntado
incrustando los deseos,
ya los dos seres de palo
formamos un solo mueble.

Está tu mesa servida,
está tu silla dispuesta,
tu rezador de dos brazos,
tu hermosa cama de suegra.
Nuestra vida y nuestra casa
sólo por ti están abiertas,
sólo esperamos tu entrada
para clavar nuestra reja.
Ahora somos la puerta
de dos hojas, que se cierra,
somos dos leños unidos
que forman la cruz completa.

Virgen de la tabla honrada.
Virgen de dios y madera.
como tu Hijo, llevamos
desde hoy, nuestra obra a cuestas.

Autor del poema: Joaquín Pasos

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RETRATO DE UN JOVEN

Pintad un hombre joven... con palabras leales
y puras; con palabras de ensueño y de emoción:
que haya en la estrofa el ritmo de los golpes cordiales
y en la rima el encanto móvil de la ilusión.

Destacad su figura, neta, contra el azul
del cielo, en la mañana florida, sonreída:
que el sol la bañe al sesgo y la deje bruñida,
que destelle en los ojos una luz encendida,
que haga temblar las carnes un ansia contenida
y que el torso, y la frente, y los brazos nervudos,
y el cándido mirar, y la ciega esperanza,
compendien el radiante misterio de la vida...

Autor del poema: Porfirio Barba Jacob

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ESTATUA VIVA (Fragmento)

Tengo un revoltijo
en la cabeza
Pensamientos,
un sombrero de
púas y barrotes
descascarados
y la imagen de
una pierna
fragante de
mujer.
(Digo fragante
pero podría decir
también
suculenta,
voluptuosa,
aterciopelada,
núbil o
febril)
La armazón
deleznable
que me colma
significa dispersión,
riqueza,
no confusión.
Soy todas
esas cosas:
desechos y sueños,
basura y deseo,
belleza,
escombros
y una tierna
ansiedad.

Autor del poema: Mario Vargas Llosa

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CHIAPAS CON LLUVIA

Hoy anduvo de estreno la mañana
con vestido de lluvia persistente,
coqueteando conmigo en la ventana
y mojando el sombrero de la gente.

Al rato se cansó de su jarana
y el verde recobró su hegemonía.
Me descubrí pensando en la lejana
ventura de un domingo que llovía

contigo entre mis brazos cobijada
sintiendo como el tiempo transcurría
con el grato deber de no hacer nada.

Volví a la realidad que me exigía
urgencia de acudir a una llamada:
el vuelo a Tapachula ya salía.

Autor del poema: Alberto Cortez

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CANCÚN

Monarca de la luz, el mar Caribe
se despliega sensual sobre la arena,
con su corte de azules me recibe
para hablar en audiencia de mi pena.

“No vale tu tristeza, me reclama,
ante mi voluptuosa exuberancia”.
Es que, verá majestad, cuando uno ama
no puede soportar tanta abundancia

a solas con el cuerpo y con el alma
mientras el corazón en la distancia
en un mar de ojos verdes se derrama.

Estoy aquí por otra circunstancia,
pero no estoy aquí, y ese es el drama.
Suplico, majestad, su tolerancia.

Autor del poema: Alberto Cortez

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CON PAUSADOS VAIVENES

Con pausados vaivenes refrescando el estío,
la palmera engalana la silente llanura;
y en su lánguido ensueño, solitaria murmura
ante el sol moribundo sus congojas al río.

Encendida en el lampo que arrebola el vacío,
presintiendo las sombras, desfallece en la altura;
y sus flecos suspiran un rumor de ternura
cuando vienen las garzas por el cielo sombrío.

Naufragada en la niebla, sobre el turbio paisaje
la estremecen los besos de la brisa errabunda;
y al morir en sus frondas el lejano celaje,

se abandona al silencio de las noches más bellas,
y en el diáfano azogue de la linfa profunda
resplandece cargada de racimos de estrellas.

Autor del poema: José Eustasio Rivera

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A TI (SUB-UMBRA)

Tú no lo sabes... mas yo he soñado
entre mis sueños color de armiño,
horas de dicha con tus amores
besos ardientes, quedos suspiros
cuando la tarde tiñe de öro
esos espacios que juntos vimos,
Cuando mi alma su vuelo emprende
a las regiones de lo infinito
aunque me olvides, aunque no me ames
aunque me odies, ¡sueño contigo!

Autor del poema: José Asunción Silva

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