Poemas
Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!
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UN AÑO
Vuelvo a contarme aquí mi vida
otra tarde de otoño
viejo de treinta y tres vueltas al sol.
Vuelvo a replegarme en esta silla
palpando su inocencia de madera
ahora que el año hace su estruendo
y me sacude fuerte, de raíz.
En la terraza inicio otro descenso
al infierno, al invierno.
Sangran en mí las hojas de los árboles.
CARTA AL TIEMPO
Estimado señor:
Esta carta la escribo en mi cumpleaños.
Recibí su regalo. No me gusta.
Siempre y siempre lo mismo.
Cuando niña, impaciente lo esperaba;
me vestía de fiesta
y salía a la calle a pregonarlo.
No sea usted tenaz.
Todavía lo veo
jugando ajedrez con el abuelo.
Al principio eran sueltas sus visitas;
se volvieron muy pronto cotidianas
y la voz del abuelo
fue perdiendo su brillo.
Y usted insistía
y no respetaba la humildad
de su carácter dulce
y sus zapatos.
Después me cortejaba.
Era yo adolescente
y usted con ese rostro que no cambia.
Amigo de mi padre
para ganarme a mí.
Pobrecito el abuelo.
En su lecho de muerte
estaba usted presente,
esperando el final.
Un aire insospechado
flotaba entre los muebles
Parecían más blancas las paredes.
Y había alguien más,
usted le hacía señas.
El le cerró los ojos al abuelo
y se detuvo un rato a contemplarme
Le prohíbo que vuelva.
Cada vez que los veo
me recorre las vértebras el frío.
No me persiga más,
se lo suplico.
Hace años que amo a otro
y ya no me interesan sus ofrendas.
¿Por qué me espera siempre en las vitrinas,
en la boca del sueño,
bajo el cielo indeciso del domingo?
Sabe a cuarto cerrado su saludo.
Lo he visto con los niños.
Reconocí su traje:
el mismo tweed de entonces
cuando era yo estudiante
y usted amigo de mi padre.
Su ridículo traje de entretiempo.
No vuelva,
le repito.
No se detenga más en mi jardín.
Se asustarán los niños
y las hojas se caen:
las he visto.
¿De qué sirve todo esto?
Se va a reír un rato
con esa risa eterna
y seguirá saliéndome al encuentro.
Los niños,
mi rostro,
las hojas,
todo extraviado en sus pupilas.
Ganará sin remedio.
Al comenzar mi carta lo sabía.
LA MARIPOSA
Ya la ceiba no existe
derrumbaron mi ceiba
se hicieron añicos los espejos
eché a secar mi Río
y se escondió la luna.
Estoy vacía de deseos
mi espada
en su estuche de satén.
¿Por qué ahora
por qué
busca seducirme
la poesía?
Entró por la ventana
y se posó en mi mano
la miré con nostalgia
se entreabrieron mis labios
y con un leve soplo
la alejé.
EL GUALEGUAY (FRAGMENTO)
Qué dulce calor, allá
de la hondonada que dejara, cuándo el mar,
subió en una nube de paloma
¿O venía él
con el hálito, gris y blanco, del mar?
¿Y qué viento, qué viento, vino al encuentro de la nube
para una hija que cayera, pálida,
o con todo el día en sus cintillos?:
Cómo fue aquella lluvia:
de arpa ciega o de penumbra
o de juncos de vidrio que huían
o plantaba un hada brusca?
Y de qué mes, de cuál, sus cabellos o sus varas?
PARA SER VIENTO CONTIGO
A veces te imagino
como un viento cálido,
llegando a todos los rincones
desde algún paraíso del sur,
despeinando el océano,
acariciando los campos,
bailando entre las montañas
soplos de melodías
como si fueras un ángel.
Llegas a la orilla del mar
haciendo cantar a las caracolas,
y tanto ellas, como yo,
no paramos de susurrarte al oído.
No sé qué tienes,
pero tampoco me importa.
Agarro tu cabello
como a las recias crines
de un caballo salvaje,
caballo de brisa
con alas de sueños…
y me haces volar.
Por fin soy liviana,
soy de aire y me elevo.
Ya no tengo miedo.
-¿Cómo darte las gracias?-
Ahora me siento segura
sabiendo que mis suspiros
no son más
que las letras de tu nombre,
que se escapan de mi boca
para ser viento contigo.
SUSPIRÓ
Suspiró,
abrumado por los niveles de
imbecilidad
que padecía el mundo.
LA UNIDAD ES LA VARIEDAD
La unidad es la variedad,
y la variedad en la unidad
es la ley suprema del universo.
LA VERDAD
La verdad siempre se halla
en la simplicidad
y no en la multiplicidad y confusión
de las cosas.
UN CORAZÓN QUE AMA
Un corazón que ama
es la más verdadera de las sabidurías.
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