235 Poemas de desamor 

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El lado pardo de la luz

Enviado por adrianny-gold  Seguir

Ya no se si te quiero,
perdón pero no siento nada.
Al despertar del sueño
me encuentro enjaulada.

Quieren que me enamore
pero he sido maltratada,
esperan que perdone
y aun sigo lastimada.

Ya deje de amar,
solo quiero olvidar;
El querer me matara,
las heridas sangran mas.

Fueron lagrimas de sangre,
no se soltarme de tu amarre,
el dolor de adentro arde,
por eso correré aunque me crean cobarde.

Autor: Adrianny Garcia

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Sin nombre I

Enviado por poetasinfuturo  Seguir

Te suelo encontrar
En poemas anonimos de algun enamorado
Te suelo encontrar
En mis pensamientos de confiteria
Te suelo encontrar
en mis manos frias
Te suelo encontrar
En cada cuadro expuesto por mi sensibilidad
No logro encontrarme
En tu porvenir

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Egoísta

Enviado por pelota_marciana  Seguir

Tengo impotencia de cómo me tratas
de cómo me hablas
y de a poco te apartas.
parece que no te importa
lo que sola estoy construyendo.
Si no quieres te entiendo
pero sabes que eso no deseo.
Habla conmigo
ábrete a mi
que no te de miedo dejar de ser gris.
Me siento mal al intuir
que no soy la correcta
porque si lo fuera actuarias de otra manera.
lo sé, lo sé y aunque te lo diga
todo esto me frustra
y me hace entender
que en este amor, soy solo yo.

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Vete

Enviado por gonci  Seguir


Paso las noches en vela,
fumando y añorándote.
Esperando tu regreso,
como el sol espera a las estrellas,
sin saber si volveré a verte.

Cada noche vienes a mis sueños,
entre risas y lágrimas,
clavando tus espinas en mi pecho,
haciéndome quererte más y más.

Tus ojos azules, antes cielo claro,
tienen otro brillo cuando estás a mi lado.
Tu pelo, tus ropas, huelen a otro hogar.
Tus labios, antes refugio de mi amor,
me niegan, se alejan de los míos.

¡Sé que tienes otro amor!
Un velo de dolor cubre mi corazón,
mi alma se hace añicos, como frágil cristal.
Has apagado la llama que nos unía,
la llama que ardía con pasión en tu interior.

Ahora solo queda el vacío y la desolación,
un frío silencio que me hiela por dentro.
Siento que el mundo se derrumbara a mis pies,
y no hay nada que pueda hacer para evitarlo.

Ahora, solo te pido un favor:
vete y llévate tu amor.

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RAZÓN DE AMOR

Lo que de amor yo supe
lo aprendí desamándote.
Por eso te idolatro
mejor que si te amara.

Autor del poema: Vicente Núñez

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A UNA ESTRELLA

¿Quién eres tú, lucero misterioso,
tímido y triste entre luceros mil,
que cuando miro tu esplendor dudoso,
turbado siento el corazón latir?

¿Es acaso tu luz recuerdo triste
de otro antiguo perdido resplandor,
cuando engañado como yo creíste
eterna tu ventura que pasó?

Tal vez con sueños de oro la esperanza
acarició tu pura juventud,
y gloria y paz y amor y venturanza
vertió en el mundo tu primera luz.

Y al primer triunfo del amor primero
que embalsamó en aromas el Edén,
luciste acaso, mágico lucero,
protector del misterio y del placer.

Y era tu luz voluptüosa y tierna
la que entre flores resbalando allí
inspiraba en el alma un ansia eterna
de amor perpetuo y de placer sin fin.

Mas ¡ay! que luego el bien y la alegría
en llanto y desventura se trocó:
tu esplendor empañó niebla sombría;
solo un recuerdo al corazón quedó.

Y ahora melancólico me miras
y tu rayo es un dardo del pesar
si amor aun al corazón inspiras,
es un amor sin esperanza ya.

¡Ay lucero! yo te vi
resplandecer en mi frente,
cuando palpitar sentí
mi corazón dulcemente
con amante frenesí.

Tu faz entonces lucía
con más brillante fulgor,
mientras yo me prometía
que jamás se apagaría
para mí tu resplandor.

¿Quién aquel brillo radiante
¡oh lucero! te robó,
que oscureció tu semblante,
y a mi pecho arrebató
la dicha en aquel instante?

¿O acaso tú siempre así
brillaste y en mi ilusión
yo aquel esplendor te di
que amaba mi corazón,
lucero, cuando te vi?

Una mujer adoré
que imaginaría yo un cielo;
mi gloria en ella cifré,
y de un luminoso velo
en mi ilusión la adorné.

Y tú fuiste la aureola
que iluminaba su frente,
cual los aires arrebola
el fúlgido sol naciente,
y el puro azul tornasola.

Y astro de dicha y amores,
se deslizaba mi vida
a la luz de tus fulgores,
por fácil senda florida,
bajo un cielo de colores.

Tantas dulces alegrías,
tantos mágicos ensueños
¿dónde fueron?
Tan alegres fantasías,
deleites tan halagüeños,
¿qué se hicieron?

Huyeron con mi ilusión
para nunca más tornar,
y pasaron,
y solo en mi corazón
recuerdos, llanto y pesar
¡ay! dejaron.

¡Ah lucero! tú perdiste
también tu puro fulgor,
y lloraste;
también como yo sufriste,
y el crudo arpón del dolor
¡ay! probaste.

¡Infeliz! ¿por qué volví
de mis sueños de ventura
para hallar
luto y tinieblas en ti,
y lágrimas de amargura
que enjugar?

Pero tú conmigo lloras,
que eres el ángel caído
del dolor,
y piedad llorando imploras,
y recuerdas tu perdido
resplandor.

Lucero, si mi quebranto
oyes, y sufres cual yo,
¡ay! juntemos
nuestras quejas, nuestro llanto:
pues nuestra gloria pasó,
juntos lloremos.

Mas hoy miro tu luz casi apagada,
y un vago padecer mi pecho siente:
que está mi alma de sufrir cansada,
seca ya de las lágrimas la fuente.

¡Quién sabe!... tú recobrarás acaso
otra vez tu pasado resplandor,
a ti tal vez te anunciará tu ocaso
un oriente más puro que el del sol.

A mí tan sólo penas y amargura
me quedan en el valle de la vida;
como un sueño pasó mi infancia pura,
se agosta ya mi juventud florida.

Astro sé tú de candidez y amores
para el que luz te preste en su ilusión,
y ornado el porvenir de blancas flores,
sienta latir de amor su corazón.

Yo indiferente sigo mi camino
a merced de los vientos y la mar,
y entregado, en los brazos del destino,
ni me importa salvarme o zozobrar.

Autor del poema: José de Espronceda

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AFÁN PARA NO SEPARARME DE TI

Afán para no separarme de ti,
por tu belleza, lucha por no quedar en dónde quieres tú,
aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.
Ansia de irse dejando atrás anécdotas, vestidos, caricias,
de llegar atravesando todo lo que en ti cambia,
a lo desnudo y a lo perdurable.
Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose,
engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos,
tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo,
haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma,
y verte cómo cambias, y lo llamas vivir,
en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives.

Autor del poema: Pedro Salinas

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Tarde

Enviado por gabl  Seguir

Ya es muy tarde para rogar
para mendigar, para suplicar,
es tarde para pedir que te quedes
y nunca será tarde para decirte adiós.

gbl
05/02/2018
Derechos Reservados de Autor

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Amar o querer.

Enviado por gabl  Seguir


“Te puedo querer con el alma en mis manos
como prueba del sentimiento que albergo
en mis sentidos, en mis palabras y actos”.

Te puedo amar a escondidas como se ama
cuando se es infiel, y se lleva la culpa
oculta en el corazón y se vive el temor
de ser descubierto, y que la vergüenza
torne el color del rostro y doblegue la
altivez cuando me planto ante tu presencia.

Por eso te tengo que querer, pero no amar
aunque la noche sea cómplice y conspire
a tu favor envolviéndome en el pecado
que tu cuerpo libera y atrapa a la vez
doblegando mi razón en el génesis amatorio.

Amanece y sigo atrapado en tu cándida red
tejida entre sueños húmedos, irreales y lejanos.
Despierto y tu compañía delata mi falsedad
y la desnudez de nuestros cuerpos entrelazados
en un solo ser me traen a la realidad,
no te puedo querer, ni tampoco amar.

gbl
5/11/2015
Derechos Reservados de Autor

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Dignidad

Enviado por gabl  Seguir

Dignidad
Sufrirás por alguien que te amó
y te abandonó sin despedidas,
por tu desleal acción desmedida
carente de dignidad y perdón.

Será tu cobardía e inconsciencia
ingrata quien ahogue por siempre
tu derrota en el amor y olvido
del noble amante que se ha ido.

Llorarás cuando tu esplendor inocente
se marchite con la vida opacada
en el tiempo y el recuerdo traiga
a tu memoria la vil y cruel jugada.

gbl
14/02/2016
Derechos Reservados de Autor

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