235 Poemas de desamor
LA NIÑA DE GUATEMALA
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
NO ME PROMETAS UN POR SIEMPRE...
No me prometas un por siempre por que no existe tal cosa,
No me prometas el mundo porque nunca ha de ser tuyo,
No me prometas el cielo porque nunca podrás alcanzarlo
Y no me prometas tu amor eterno porque de todas formas,
Nuca he de ser tuya.
EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
EL ALMA TENÍAS...
El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entrada tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.
III
En la clave del arco mal seguro
cuyas piedras el tiempo enrojeció,
obra de cincel rudo campeaba
el gótico blasón.
Penacho de su yelmo de granito,
la yedra que colgaba en derredor
daba sombra al escudo en que una mano
tenía un corazón.
A contemplarle en la desierta plaza
nos paramos los dos.
Y, ese, me dijo, es el cabal emblema
de mi constante amor.
¡Ay!, es verdad lo que me dijo entonces:
verdad que el corazón
lo llevará en la mano... en cualquier parte...
pero en el pecho no.
Nada
Fui tu sombra
te seguía a todas partes,
sentía que me pisabas,
tan fuerte,
que sangraban mis pies.
Sentí dolor, tanto dolor,
tan intenso, que gemía,
dejaba húmedas huellas,
en la pálida arena,
que la teñía,
de rojo, de sangre.
Y vi en tus ojos
la tristeza reprimida,
llena de rabia,
de silencio, de cansancio.
Y quise ser tu aliento,
tu voz entrecortada,
tu reclamo,
quise ser tú.
Para odiarme,
para perdonarme,
quise ser tanto en ti,
que no soy nada.
gbl
22/06/2018
Derechos Reservados de Autor
UNA VEZ TUVE UN CLAVO
Una vez tuve un clavo
clavado en el corazón,
y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me hizo un mal tan hondo,
que tanto me atormentó,
que yo día y noche sin cesar lloraba
cual lloró Magdalena en la Pasión.
“Señor, que todo lo puedes
—pedile una vez a Dios—,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición.”
Y diómelo Dios, arranquelo.
Pero... ¿quién pensara?... Después
ya no sentí más tormentos
ni supe qué era dolor;
supe sólo que no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y tal vez... tal vez tuve soledades
de aquella pena... ¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu,
¡quién lo entenderá, Señor!...
SU AUSENCIA
De aquí
a un tiempo,
puede
que llegue a ser
como vivir
en una ciudad que no te gusta
sabiendo
que nunca podrás
abandonarla;
pero eso,
en los mejores días.
AL PERDERTE YO A TI...
Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
yo, porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
Solo hay recuerdos
He querido olvidar
Tantas cosas
He querido pensar
Que solo fue un sueño
He querido creer
Que no existes
He querido quitarte
De mis pensamientos
Más de una vez.
Han pasado más de 4 años
Nuestros caminos
Fueron separados
Vos compartías la cama
Con miles
Yo con aquel
por el que te dejé
No soy cruel
Yo insistí que sintieras
Algo por mí
Te di las miles de oportunidades
Para que me dijeras
Quédate conmigo.
Hoy realmente
Solo hay recuerdos
De vez en cuando
El destino nos cruza
Pero ya no es lo mismo
Aunque se que
Tus besos siempre
Me cambian mi mundo
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