109 Poemas de soledad 

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LA SOLEDAD ES UN DOMINGO LARGO

Qué fácil que es hacer la valija,
irse de pronto en el primer tren
estrujando las cartas del pasado.
Qué fácil que es abandonar la túnica
de un lila que nos bañó de amor;
voltear la almohada,
dejar sin tibieza la sábana,
extraviar las sandalias del insomnio.
Y pensar que en este sitio,
bajo la luz agonizante de una lámpara,
tú tejías los recuerdos
en telares de nostalgia
y escribías pentagramas
con los primeros sonidos de la aurora.
Qué fácil que es cruzar la misma calle
y pisar las mismas huellas;
apagar en tus pupilas las noches ebrias de vino.
Mas es cierto que los años se ajan,
que el tiempo tiene otras citas,
que no en vano pasan los Otoños,
que la lluvia se quedó detrás de los cerros,
y que entre tú y yo,
sólo hay un río que dejó de crecer.

Autor del poema: Horacio Hidrovo Peñaherrera

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Lo siento por ser tan frío con Tigo

Enviado por fishert  Seguir

Ahora que ya no estás aquí
Solo me queda el recuerdo
De un pasillo vacío, fotografía en las paredes que me
recuerdan a ti , ahora que tu ya no estás los colores se vuelven grises , en mí mente te retengo con canciones que solo me causan una tristeza que solo puedo saciar con lágrimas que salen de la nada.

Mí amor espero tener una oportunidad en la otra vida ,
Hasta hoy solo me queda tus recuerdos colgados en las paredes de esta abitacion que ahora es mí agonía ... . .. .

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LA SOLEDAD

Siempre la soledad está presente
donde estuvo la voz y fue la rosa,
en todo lo de ayer su pie se posa
y le ciñe su sombra dulcemente.

El recuerdo que está bajo la frente
tuvo presencia. Fuente rumorosa
fue su paso en la tierra, cada cosa
lleva su soledad tras su corriente.

Es soledad la miel que dora el seno
y soledad la boca que conoce
su entregado sabor de fruto pleno.

Cada instante que pasa, cada roce
del bien apetecido, queda lleno
de soledad, al tránsito del goce.

Autor del poema: Jorge Rojas

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LA AURORA

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Autor del poema: Federico García Lorca

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ODA A LA SOLEDAD

Ah soledad,
Mi vieja y sola compañera,
Salud.
Escúchame tú ahora
Cuando el amor
Como por negra magia de la mano izquierda
Cayó desde su cielo,
Cada vez más radiante, igual que lluvia
De pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto,
y quebrantaron
Al fin todos sus huesos,
Por una diosa adversa y amarilla
Y tú, oh alma,
Considera o medita cuántas veces
Hemos pecado en vano contra nadie
Y una vez más aquí fuimos juzgados,
Una vez más, oh dios, en el banquillo
De la infidelidad y las irreverencias.
Así pues, considera,
Considérate, oh alma,
Para que un día seas perdonada,
Mientras ahora escuchas impasible
O desasida al cabo
De tu mortal miseria
La caída infinita
De la sonata opus
Ciento veintiséis
De Mozart
Que apaga en tan insólita
Suspensión de los tiempos
La sucesiva imagen de tu culpa
Ah soledad,
Mi soledad amiga, lávame,
como a quien nace, en tus aguas australes
y pueda yo encontrarte,
descender de tu mano,
bajar en esta noche,
en esta noche séptuple del llanto,
los mismos siete círculos que guardan
en el centro del aire
tu recinto sellado.

Autor del poema: José Ángel Valente

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Quizás tan cuerdo

Enviado por brandigamo  Seguir

Miraba tu rostro
al compás de las sombras,
sonrisa,
sonrojada luz.

Me habla de ti.

Creo tomarte
sabiendo
que no existes.

La esquizofrenia ganando.

Extraño.

Rayos de sol por aquella puerta de malla,
dibujando una silueta.

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Regresa Amor

Enviado por aaronvzz  Seguir

Tengo mil razones para llamarte,
Una para escuchar tu voz
Y la otra es por extrañarte.

El frio de la noche me abriga
Cuando no estas a mi lado
Y los recuerdos me hostigan
Si estoy embriagado.

Oh amor, regresa lo mas pronto,
Lo grito a los cuatro vientos,
Que la soledad me vuelve loco,
En todos momentos.

Y solo miro por la ventana
Esperando tu llegada,
Desesperanzado estoy
a edad temprana
Muriendo con grave dolor
En el alma.

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AUSENCIA

IR Y QUEDARSE Y CON QUEDAR PARTIRSE...

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir pues resta sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.

Autor del poema: Lope de Vega

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PRELUDIO DE SOLEDAD

Vagaré bajo la sombra y las estrellas
que conocen mi frente y sus desvelos,
contaré como pétalos sus rayos
sin pedir al azar su vaticinio.

Quiero con mis pisadas
recorrer hacia atrás,
horas que se quedaron extasiadas
en el reloj que el sol eternizaba,
y repetir: ¡Dios mío! ¡Cuántos nombres!

Criaturas, norte, sur, sólo viento y ceniza,
ebrios itinerarios que extraviaron mis brújulas.

Hay algo indefinible entre el follaje,
un olor de mujer que no regresa.
Ya las palabras no tienen el deleite del labio,
se borran en el aire como saetas de humo,
caen en la hojarasca
ajenas a su rumbo y su herida.

En una escondida copa,
el alma ha guardado todas las caricias
y cuando la luna me alarga los brazos
por sobre los senderos
y no encuentro a nadie vivo
acerco sus bordes a mi sed.

Sin olvidar que un gran silencio
soporta otros silencios,
y así se levanta la torre
donde habitó la soledad.

Autor del poema: Jorge Rojas

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SÚBITA MANO DE ALGÚN FANTASMA OCULTO

Súbita mano de algún fantasma oculto
entre los pliegues de la noche y de mi sueño
me sacude y yo despierto, y en el abandono
de la noche no diviso gesto ni bulto.

Pero un terror antiguo, que insepulto
traigo en el corazón, como de un trono
baja y se afirma mi señor y dueño
sin orden, sin meneo y sin insulto.

Y yo siento mi vida de repente
presa por una cuerda de Inconsciente
a cualquier mano nocturna que me guía.

Siento que soy nadie salvo una sombra
de un bulto que no veo y que me asombra,
y en nada existo como la tiniebla fría.

Autor del poema: Fernando Pessoa

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