110 Poemas de soledad
HAY UN TIGRE EN LA CASA
Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.
Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.
Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.
Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado
en todo esto.
Hoy quiero pedirme perdón.
Enviado por yazmin1olivares Seguir
Le he pedido perdón a cada uno de las personas que estuvieron en mi vida incluso el que en ningún momento le hice daño, pero... y que pasa conmigo soy la ultima en mi lista a pesar que me he dañado mentalmente diciendo cosas negativas de mi, dudando de mi y claro también saboteándome cada una de las cosas que hago. Es como si yo sola me agarrara los pies para caer una y otra vez, parece que yo sola camino hacia la borda arrojándome en el infinito mar. Me siento mas pequeña que todos teniendo el derecho de destruirme antes que el sol salga, antes que mi habitación se llene de luz y llego a pensar que los sueños se hicieron para todos excepto para mi no. Hoy quiero pedirme perdón por ser yo misma quien me ponga etiquetas, y dejo que otras tengan control en mi, pensando que lo que yo deseo no es importante... perdóname por a ver dejado ir oportunidades en mi vida... perdóname por haber dejado de derramar lagrimas aun cuando ya no aguantaba mas, perdóname por no decir las palabras que emergen de mi perdóname por almacenar todo en mi. Me perdono por a ver despreciado cada una parte de mi, perdóname por no valorar lo maravillosa que soy. Me perdono pero no vuelvas a dudar en ningún momento de ti eres maravillosa
A LA SOLEDAD
¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza,
Contemplando del valle su delicadeza,
Sus floridas laderas,
Su río cristalino corriendo;
Permitid que vigile, soñoliento,
Bajo el tejado de verdes ramas,
Donde los ciervos pasan como ráfajas,
Agitando a las abejas en sus campanas.
Pero, aunque con placer imagino
Estas dulces escenas contigo,
El suave conversar de una mente,
Cuyas palabras son imágenes inocentes,
Es el placer de mi alma; y sin duda debe ser
El mayor gozo de la humanidad,
Soñar que tu raza pueda sufrir
Por dos espíritus que juntos deciden huir.
EN MI FLOR ME HE ESCONDIDO
En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera...
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.
En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.
NOCHE INVERNAL DE UN ANCIANO
Más allá de las puertas, a través de la helada
que cubre la ventana formando unas estrellas
dispersas-, en la sombra, el mundo esta mirando
su cara: está vacía la habitación. Y duerme.
La lámpara inclinada muy cerca de su rostro
le impide ver el mundo. Ya no recuerda nada.
Y la vejez le impide recordar en qué tiempo
llegó hasta estos lugares, y por qué está aquí solo.
Rodeado de toneles se encuentra aquí perdido.
Sus pasos temblorosos hacen temblar el sótano:
lo asusta con sus pasos temblorosos: y asusta
otra vez a la noche (la noche de sonidos
familiares ). Los árboles aúllan allá afuera;
todas las ramas crujen. Una luz hay tan sólo
para su rostro, quieta, una luz en la noche.
A la Luna confía -en esa Luna rota
que por ahora vale más que el sol- el cuidado
de velar por la nieve que yace sobre el techo,
de velar los carámbanos que cuelgan desde el muro.
Sigue durmiendo. Un leño se derrumba en la estufa.
Despierta con el ruido. Sobresaltado cambia
de lugar. Es la noche. Respira suavemente.
No puede un viejo solo llenar toda una casa,
un rincón de los campos, una granja. No puede.
Así un anciano guarda la casa solitaria,
en la noche de invierno. Y está solo. Está solo.
DE LA INACCIÓN
Es una ardua espera;
ver los días pasar,
ver las noches llegar.
Y excepto las horas, nada pasa y nada queda.
Quema esta soledad.
Familia, amigos y conocidos,
empiezan a ser anodinos.
Y nada pasa, nada queda.
Y siguen turnándose los soles
a los que oigo reír de que esté sólo.
Solo tengo el desespero de una ansiedad no resuelta
porque nada pasa y nada queda.
UN HUÉSPED
No sos mío
no estás
en mi vida
a mi lado
no comés en mi mesa
ni reís ni cantás
ni vivís para mí.
Somos ajenos
tú
y yo misma
y mi casa.
Sos un extraño
un huésped
que no busca no quiere
más que una cama
a veces.
Qué puedo hacer
cedértela.
Pero yo vivo sola.
SOLO
En las montañas o el mar
sentirme solo, aire, viento,
árbol, cosecha estéril.
Sonrisa, rostro, cielo y
silencio, en el Sur, o en
el Este, o en el nacimiento
de un nuevo río.
Lluvia, viento, frío
y azota.
Costa, relámpago, esperanza,
en las montañas o en el
mar.
Solo, solo,
sólo tu sola risa,
sólo mi solo espíritu,
solo
mi soledad
y
su
silencio.
EL VINO TRISTE (segunda versión)
Lo difícil es sentarse sin hacerse notar.
Lo demás viene por sí mismo. Tres tragos
y regresan las ganas de pensarlo a solas.
Se abre un fondo de zumbidos distantes,
toda cosa se pierde y resulta un milagro
haber nacido y mirar el vaso. El trabajo
(el hombre solo no puede no pensar en el
trabajo)
vuelve a ser el antiguo destino de que es bello
sufrir
para poder pensarlo. Después, los ojos miran
al vacío, dolientes, como agujeros ciegos.
Si este hombre se levanta y va a dormir a su
casa,
parece un ciego que perdió el camino.
Cualquiera
puede salir de una esquina y molerlo a golpes.
Puede surgir una mujer y tenderse en la calle,
joven y hermosa, bajo otro hombre, gimiendo
como en otro tiempo una mujer gemía con él.
Pero este hombre no mira. Se va a su casa a
dormir
y la vida no es más que un zumbido de silencio.
Desvestido, este hombre mostraría miembros
extenuados
y una cabellera brutal, alborotada. ¿Quién diría
que a este hombre lo recorren tibias venas
donde un tiempo la vida quemaba? Ninguno
creería que en otros tiempos una mujer acarició
ese cuerpo y lo besó, ese cuerpo tembloroso,
empapado de lágrimas, ahora que el hombre,
en su casa, intenta dormir sin lograrlo y gime.
Como tu
Enviado por adrianny-gold Seguir
Contaría las estrellas
por no volverme a enamorar,
no le temo a la tormenta
sino al dolor que causara.
El amor te lleva a las alturas,
libertad de soñar,
luego explota la burbuja
y te ve ahogar en mar.
Ahí donde terminan los cuerpos
de los que antes de mi fueron.
Como droga te mantiene despierto
pero, te mata en silencio.
No diré que no te enamores,
mejor no confíes,
porque los que te dan flores
igual regalan espinos.
Ocultas tus heridas
y golpes de amargue,
no vives la vida
como lo hacías antes.
Tomas medicina
como droga para calmarte,
vives en mentiras
por miedo a lo que pase.
Perdiste a tus "amigas",
todo fue un chantaje,
dime, ¿quien lo diria
que de eso son capaces?
Y si, escribes poesía
pero, lloras entre versos.
Te vistes de alegría
para que no se note tu sufrimiento.
Pero a la hora de hablar
de un amor verdadero
mientes, porque nunca has
tenido algo concreto.
Aunque revisando en tu memoria
podríamos encontrar
que debajo de tu escoria
hubo alguna felicidad.
Te llegaste a enamorar
y ahora entiendes el problema,
y es que el dolor que causara
hará que valga la pena.
Se que te han juzgado,
herido y maltratado,
pero, no hay que odiarnos
porque este predestinado.
No te maldeciré,
no te lo mereces.
Ojala puedas entender
que en el amor hay que ser valiente.
Quiero que vivas alegre
y sobre todo en el amor,
jamas te impacientes
luego vendrá lo mejor.
Pero sobre todo escucha al corazón
para que no termines siendo lo que soy...
Autor; Adrianny Garcia
Desde el 21 hasta el 30 de un total de 110 Poemas de soledad