114 Poemas de la vida
EL ENGAÑO A LOS OJOS
Con qué nobleza se revuelven
Todos juntos esos muchachos
Y claman por una justicia
Perturbando, vociferando,
Tan inocentes los carrillos,
Tan fieros el porte y los pasos,
Con la mirada en dirección
De un porvenir extraordinario,
Pero a la vista ahora, ahora,
Presente ya sobre el asfalto
De las calles estimuladas
Por los rumores calculados
De esa tan filial muchedumbre,
Coro de gargantas y brazos,
Crédulamente fiel y dócil
-Candor por alud- al dictado
De los mayores en edad,
En crueldad y en aparato,
Aun carceleros de una cárcel
Donde todo queda murado,
Sin salida a ningún futuro:
Ni a ese que van anhelando
Los que, por fin, desfilan jóvenes,
Magníficos frente al tirano.
LAS HORAS QUE GENTILES COMPUSIERON...
Las horas que gentiles compusieron
tal visión para encanto de los ojos,
sus tiranos serán cuando destruyan
una belleza de suprema gracia:
porque el tiempo incansable, en torvo invierno,
muda al verano que en su seno arruina;
la savia hiela y el follaje esparce
y a la hermosura agosta entre la nieve.
Si no quedara la estival esencia,
en muros de cristal cautivo líquido,
la belleza y su fruto morirían
sin dejar ni el recuerdo de su forma.
Mas la flor destilada, hasta en invierno,
su ornato pierde y en perfume vive.
AL LÍMITE
Tienes veinte años,
tienes a la vida
por el cuello
a tu merced;
pero no es suficiente,
quieres más.
Conozco
esa sensación.
Y te deseo mucha suerte,
la vas a necesitar.
COMO TÚ
Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...
EL PEATÓN
Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta.
Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra: ¡qué maravilla! ¡Soy un poeta! ¡Soy un poeta importante! ¡Soy un gran poeta!
Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido. Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta de que es un poeta. ¿Por qué los poetas no tienen una estrella en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga de las orejas?
¡Dios mío!, dice Jaime. Tengo que ser papá o marido, o trabajar en la fábrica como otro cualquiera, o andar, como cualquiera, de peatón.
¡Eso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatón.
Y esta vez se queda echado en la cama con una alegría dulce y tranquila.
TENGO MIEDO DE TI...
Tengo miedo de ti,
de mí,
del mundo, del aire,
del amor, de la sombra.
Tengo miedo de todo.
¡Tengo miedo del miedo!
Tengo miedo a caer
sin nombre,
sin memoria y sin cuerpo,
en la eternidad
del olvido y del silencio.
¿Para qué soy
si para siempre dejaré de serlo?
Y RECUERDO QUE UN DÍA...
Y recuerdo que un día mi paso se detuvo
por ver un alfarero que batía su barro:
Y el barro en frase tímida su frenesí contuvo:
- ¡Suave, hermano, mi forma también tu forma tuvo!
Orgullo
Cuando estoy solo con mi orgullo lo ignoró por completo y siento el peso de mis malas decisiones, decisiones que justifico bajo la escusa "Soy humano por lo tanto cometo errores" .
Me refugió en la soberbia y tan poquito he logrado, me he tropezado con la misma piedra y que creo que hasta con ella me he encariñado.
Cuestione el destinó he disfrazado algun dolor y trate de matar alguna pena con sexo o alcohol, pero es peor se agudiza y lloró,mas porque el tiempo no lo cura todo.
No perdlnamos, no ofrecemos disculpas y vivimos con la mas erronea convicción de que nos la sabemos toda y siempre tenemos la raZón. Son oscuro es el que danzamos bailamos hacía el Hades que con errores creamos, luego nos preguntamos ¿ Porque me pasa esto a mi? La vida te enseña pero sino aprendes la lección, se vuelve a repetir ..
Todo esta bien ya no te Nesecito, son las metiras que a diario me repito, ni yo mismo entiendo porque me complicó, si quiero estar contigo hasta que seamos viejitos ..
AMIGO, ¿EN QUÉ MEDITAS?...
Amigo ¿en qué meditas? ¿En tus antepasados?
Polvo en el polvo. ¿En sus méritos?
Sonríe… Toma este cántaro y bebamos
escuchando serenamente el silencio del cosmos.
UNAS NOTAS SOBRE BACH Y HAYDN
Es una maravilla poner la radio
a poco volumen
a las 4.30 de la madrugada
en un edificio de apartamentos
y oír a Haydn
mientras a través de la persiana
no se ve más que la noche cerrada
hermosa y tranquila
como una flor.
Y con eso
algo de beber,
claro,
un pitillo,
la estufa encendida,
y Haydn sonando.
Quizá sólo 35 personas
en una ciudad de millones escuchan
igual que tú escuchas ahora,
mirando las paredes,
fumando en silencio,
sin odiar nada,
sin ansiar nada,
existiendo como el mercurio.
Escuchas la música de un muerto
a las 4.30 de la madrugada,
sólo que no estás muerto de veras
mientras el humo del cigarrillo asciende ensortijado,
no estás muerto de veras,
y todo es mágico,
esta delicia de sonido
en Los Ángeles,
aunque de pronto una sirena asalta el aire.
Algún lío, asesinato, robo, muerte…
Pero Haydn continúa
y tú escuchas,
una de las mejores madrugadas de tu vida,
como algunas cuando eras joven,
con una estúpida fiambrera
y ojos de sueño, en el primer autobús hacia los apartaderos,
para limpiar las ventanas y los costados de los trenes
con un cepillo y cera abrillantadora,
pero consciente
en todo momento
de que pondrías toda la carne en el asador.
Y ahora que ya la has puesto,
aún vivo,
pobre pero fuerte,
conoces a Haydn a las 4.30 de la madrugada
del único modo que se le puede conocer,
con las persianas echadas
y la noche cerrada
el cigarrillo,
y en las manos este bolígrafo,
escribiendo en una libreta
(a estas horas mi máquina de escribir
aullaría como un oso violado)
y
ahora,
de algún modo
bien encaminado,
tranquilo y al abrigo,
por fin,
mientras Haydn termina,
y entonces una voz me dice
dónde encontrar huevos con beicon,
zumo de naranja, tostadas, café,
esta misma mañana
por un precio adecuado.
y me cae bien este tipo
por decírmelo.
Después de Haydn
siento deseos de vestirme
y salir en busca de la camarera
comer huevos con beicon
y llevarme la taza de café a los labios,
pero me distraigo:
la voz me dice que Bach
viene a continuación. Concierto de Brandeburgo número 2,
en fa mayor.
así que voy a la cocina por
otra lata de cerveza.
Ojalá esta noche nunca amanezca
como, al cabo, alguna no amanecerá,
aunque supongo que hoy llegará la mañana,
con sus malos modales:
los coches embotellados en las autovías,
rostros asquerosos como excrementos flotando en el retrete,
vidas atrapadas, amor menos que hermoso,
y salgo
bien encaminado
con una lata fría de cerveza en la mano
mientras Bach comienza
y
esta buena noche
sigue por todas partes.
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