122 Poemas de la vida
ES LA DICHA UN ABISMO POR LO TANTO
¿Es la dicha un abismo por lo tanto
que no me deja dar un paso en falso
por miedo a que el calzado se me arruine?
Prefiero que mis pies se den el gusto
a cuidar los zapatos porque
en cualquier zapatería una
puede comprar
un nuevo par
Mas la dicha se vende una vez sola.
Perdida la patente
nadie podrá comprarla nunca másDíganme,
pies, decidan la cuestión
¿debe cruzar la señorita, o no?
¡Expídanse, Zapatos!
A LA VIDA
Vida, tu cara está agostada y abatida.
Yo ya no tengo paciencia para aguantarte.
Te diré más, tus ropas están enlodadas, tus pasos se tambalean, tus tantos adornos me hacen reír.
Tus leyes me las sé al dedillo. Vida,
No eres más que Muerte, el Tiempo, el Destino...
Hace tiempo que lo sé, ya lo he comprendido, lo veo claro.
Tarde o temprano me sacrificarás,
Pero tú no puedes maquillar tu cuerpo.
Te engalanas a la última,
Con la locura de un día y pretendes que la emoción sea auténtica.
¿Acaso crees que tu mundo es el paraíso?
Yo también vendré para que me hagan caso,
Y acompañaré tu melodrama hasta el crepúsculo.
Quizá mezclando en una sola vez el disfraz y la diligencia.
Pero por lo que a mí respecta, estoy convencido de que la emoción es auténtica.
Opacada
Cuan un ave, pliega
sus alas con desgano,
su imagen en el espejo
refleja desaire,
con el alma estéril
se asoma a la ventana,
como llave de luz
gotas de rocíos caen sobre ella,
trasmuta, su alma se desvanece,
eleva sus alas al viento
vuela feliz hacia los confines.
Cuerpo y alma
El humano es moldeado
con cuerpo y alma
por la creación divina,
un soplo le ofrenda la vida
y con ella, inteligencia
sentimiento… albedrío,
en un mundo utópico
rodeado de misterio,
va en post de su destino.
Sin estar manifiesta el alma,
es como el sexto sentido
la voz de la conciencia
y el susurro del presentir,
ésta perdura por siempre
aunque el cuerpo deje de existir.
.
AL BORDE
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.
Palabras
Se vale dejarte ser, como tu quieres.
Se vale respetar tu estado de ánimo.
Se vale dejar que tus pensamientos se manifiesten.
Se vale darte una palabra de aliento.
Se vale que entiendas las palabras del alma, expresadas por otra persona.
30/07/2017
gbl
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EL DERROTADO
Atrás quedaron los escombros:
humeantes pedazos de tu casa,
veranos incendiados, sangre seca
sobre la que se ceba —último buitre—
el viento.
Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra
posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado.
Nunca —y es tan sencillo—
podrás abrir una cancela
y decir, nada más: «buen día,
madre».
Aunque efectivamente el día sea bueno,
haya trigo en las eras
y los árboles
extiendan hacia ti sus fatigadas
ramas, ofreciéndote
frutos o sombra para que descanses.
RESISTENCIA AL CÁLCULO
Un silencio fecundo de rugidos
acompaña la tarde litoral y nubosa.
Es una playa ilesa del Pacífico.
Manzanillos de agua, heliconias gigantes
meciéndose en la brisa embriagada de nubes.
De repente, el milagro:
dos papagayos rojos
rebasan el umbral de lo posible.
Justo en ese momento
yo soy un marinero de la Santa María
mirando Guanahani desde el mástil.
Yo soy Keats descubriendo
el Homero de Chapman.
Gagarin comprendiendo
la soledad helada del espacio.
Tenochtitlán, Numancia,
Troya llorando a Héctor,
un órdago de Dios,
Edmund Dantès al viento.
Soy el roce de dos ramas resecas
que encendieron un fuego primitivo.
Es fácil de entender si sales de tu nombre.
En la Tierra el misterio.
Yo he venido
a ser ola a la vez que miro el mar.
LOS INMORTALES
Hasta nosotros sube de los confines del mundo,
el anhelo febril de la vida;
con el lujo la miseria confundida,
vaho sangriento de mil fúnebres festines;
espasmos de deleite, afanes, espantos,
manos de criminales, de usureros, de santos.
La humanidad con sus ansias y temores,
a la vez que sus cálidos y pútridos olores,
transpira santidades y pasiones groseras,
se devora ella misma y devuelve después lo tragado,
incuba nobles artes y bélicas quimeras,
y adorna de ilusión la casa en llamas del pecado;
se retuerce y consume y degrada,
en los goces de feria de su mundo infantil,
a todos les resurge radiante y renovada,
y al final se les trueca en polvo vil.
Nosotros, en cambio,
vivimos las frías mansiones del éter cuajado de mil claridades;
sin horas ni días, sin sexos ni edades.
Y vuestros pecados y vuestras pasiones
y hasta vuestros crímenes nos son distracciones,
igual que el desfile de tantas estrellas por el firmamento.
Infinito y único es para nosotros el menor momento,
viendo silenciosos vuestras pobres vidas inquietas,
mirando en silencio girar los planetas,
gozamos del gélido invierno espacial.
Al dragón celeste nos une amistad perdurable;
es nuestra existencia serena inmutable,
nuestra eterna risa, serena y astral.
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