131 Poemas de la vida 

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La vida

Enviado por benji  Seguir

En los confines del mundo
la vida es un laberinto
el misterio le abre paso
anda a tienta en lo sombrío,

en el entorno se topa con el bien
si el buen juicio la acompaña
desoye el murmullo del mal
que siempre está presto a tentar,

se abre un portal de colores
y su espíritu entra en la utopía
como un ave en jaula de oro,

se libera y al remontar el vuelo
en sus alas a las vicisitudes
se las lleva y le pide al viento
las condense, como gotas de rocío.

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DICOTOMÍA INCRUENTA

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

Autor del poema: Oliverio Girondo

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CARA O CRUZ

Filósofos,
para alumbrarnos, nosotros los poetas
quemamos hace tiempo
el azúcar de las viejas canciones con un poco de ron.
Y aún andamos colgados de la sombra.
Oíd,
gritan desde la torre sin vanos de la frente:
¿Quién soy yo?
¿He escapado de un sueño
o navego hacia un sueño?
¿Huí de la casa del Rey
o busco la casa del Rey?
¿Soy príncipe esperado
o príncipe muerto?
¿Se enrolla
o desenrolla el film?
Este túnel
¿me trae o me lleva?
¿Me aguardan los gusanos
o los ángeles?
¿Oísteis?
Es la nueva canción,
y la vieja canción...
¡nuestra pobre canción!
¿Quién soy yo?...
Mi vida está en el aire dando vueltas.

¡Miradla, filósofos, como una moneda que decide!
¿Cara o cruz?...

¡Cruz!
Perdí... Filósofos, perdí.

Yo no soy nadie.
Un hombre con un grito de estopa en la garganta y una gota de asfalto en la retina.
Yo no soy nadie.
Y no obstante, estas manos, mis antenas de hormiga,
han ayudado a clavar la lanza en el costado del mundo
y detrás de la lupa de la luna hay un ojo que me ve
como a un microbio royendo el corazón de la Tierra.
Tengo ya cien mil años y hasta ahora no he encontrado otro mástil de más fuerte
que el silencio y la sombra donde colgar mi orgullo;
tengo ya cien mil años y mi nombre en el cielo se escribe con lápiz.

El agua, por ejemplo, es más noble que yo.
Por eso las estrellas se duermen en el mar
y mi frente romántica es áspera y opaca.
Detrás de mi frente —filósofos, escuchad esto bien—,
detrás de mi frente hay un viejo dragón:
el sapo negro que saltó de la primera charca del mundo y está aquí, aquí, aquí...
agazapado en mis sesos, sin dejarme ver el Amor y la Justicia.

Yo no soy nadie, nadie.
Un hombre con un grito de estopa en la garganta y una gota de asfalto en la retina...
Yo no soy nadie, filósofos...
Y éste es el solo parentesco que tengo con vosotros.

Autor del poema: León Felipe

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LA VIDA, AHÍ FUERA

Esa vida que no es mía y me rodea,
el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:
El total de lo sin fin y de la vida abierta.

Autor del poema: Gabriel Celaya

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Era hoy.

Enviado por gabl  Seguir


Y perdiste,
el tiempo era hoy
el ayer quedó atrás,
y el tiempo no volverá.
recuerda que después
no será mejor.

El día se hizo noche
y la espera se perdió,
hoy era el momento,
tu mañana es pasado
y la esperanza cambió
quedó la añoranza.


Los hijos se fueron
te volviste viejo,
y la vida se termina,
queda la soledad
cuando el amor acaba,
los momentos pasaron.

Perdiste los mejores amigos
y los buenos amores,
tu después se hizo tarde,
tu vida cambió
y tu tiempo se fue,
hoy ya es tarde.

gbl
30/10/2017
Derechos Reservados de Autor

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ESTATURA

Poder discrecional tuve en mi mano
y con denuedo contra el mundo fui;
dos veces temeraria lo he afrontado
tan sólo con la honda de David.
Aunque la piedra le arrojé segura
fui sólo yo la que me desplomé :
¿de Goliat fue muy grande la estatura
o quizá fue mayor mi pequeñez?

Autor del poema: Emily Dickinson

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Peregrinaje.

Enviado por gabl  Seguir

A veces me quiero ir,
Otras me quiero quedar.

Tomar un nuevo sendero
Dejar atrás el camino vivido.

Es el presente,
También es futuro.

Será espinoso,
O de suave pisada.

Pero la verdad,
Nadie quiere quedarse.

Ni tú, ni yo,
Pues vivamos combatiendo.

Me quedo aquí,
En la patria donde nací.

gbl
02/05/2018
Derechos Reservados de Autor

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LOS INMORTALES

Hasta nosotros sube de los confines del mundo,
el anhelo febril de la vida;
con el lujo la miseria confundida,
vaho sangriento de mil fúnebres festines;
espasmos de deleite, afanes, espantos,
manos de criminales, de usureros, de santos.

La humanidad con sus ansias y temores,
a la vez que sus cálidos y pútridos olores,
transpira santidades y pasiones groseras,
se devora ella misma y devuelve después lo tragado,
incuba nobles artes y bélicas quimeras,
y adorna de ilusión la casa en llamas del pecado;
se retuerce y consume y degrada,
en los goces de feria de su mundo infantil,
a todos les resurge radiante y renovada,
y al final se les trueca en polvo vil.

Nosotros, en cambio,
vivimos las frías mansiones del éter cuajado de mil claridades;
sin horas ni días, sin sexos ni edades.
Y vuestros pecados y vuestras pasiones
y hasta vuestros crímenes nos son distracciones,
igual que el desfile de tantas estrellas por el firmamento.

Infinito y único es para nosotros el menor momento,
viendo silenciosos vuestras pobres vidas inquietas,
mirando en silencio girar los planetas,
gozamos del gélido invierno espacial.
Al dragón celeste nos une amistad perdurable;
es nuestra existencia serena inmutable,
nuestra eterna risa, serena y astral.

Autor del poema: Hermann Hesse

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Mujer.

Enviado por gabl  Seguir


Tú, eres esa mujer
que apareció de la nada,
de entre la niebla,
arrogante y atrevida.

Vestida de morado marchito
como violetera de flores ajadas
que perdieron belleza y aroma
pero aún enamora.

Mujer de historias atrevidas
que tus ojos revelan
romance y pasión enajenada
en pasado y tiempo sin medida.

Tú, eres esa mujer
arrogante y atrevida,
adorada como un mito
que otra madre no verá nacer.

gbl
28/10/2017
Derechos Reservados de Autor

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EL PESO DEL TIEMPO

Hay una intensa carga
que oprime, asfixia y esclaviza,
que no se detiene
ni aunque la quiera dejar de lado

Y se ceba
Persiste en el correctivo.
Persiste en la sanción.
Persiste.

Más cuando hinco la rodilla,
sobreviene el alivio
y respiro ligero.

Autor del poema: Nemo

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