507 Poemas de amor
MISTERIOS
Alguien abre una puerta
y recibe el amor
en carne viva.
Alguien dormido a ciegas,
a sordas, a sabiendas,
encuentra entre su sueño,
centelleante,
un signo rastreado en vano
en la vigilia.
Entre desconocidas calles iba,
bajo cielos de luz inesperada.
Miró, vio el mar
y tuvo a quién mostrarlo.
Esperábamos algo:
y bajó la alegría,
como una escala prevenida.
El amor
¿Por qué
el amor aveces
no se deja amar..?
¿Por qué
se enfría después
de arder en la sangre?
¿A donde va
cuando no llega a nuestro encuentro...?
¿por qué necesita recompensa cuando se enamora?.
Por qué el amor
con su idioma esencialista
y su caligrafía perfecta,
no escribe
una historia verdadera?...
POEMA 40
¿Qué mala mente a ti, pobrecillo de Rávido,
te lleva de cabeza hacia mis yambos?
¿Qué dios por ti no bien invocado
te dispone a incitar una malsana pelea?
¿Acaso es para arribar a las bocas de la gente?
¿Qué quieres? ¿Como sea ser conocido deseas?
Lo serás, puesto que a mis amores
quisiste amar, con larga condena.
ELLA
Esta novia del alma con quien soñé en un día
fundar el paraíso de una casa risueña
y echar, pescando amores, en el mar de la vida
mis redes, a la usanza de la edad evangélica,
es blanca como la hostia de la primera misa
que en una azul mañana miró decir la tierra,
luce negros los ojos, la túnica sombría
y en un ungir las heridas las manos beneméritas.
Dormir en paz se puede sobre sus castos senos
de nieves, que beatos se hinchan como frutas
en la heredad de Cristo, celeste jardinero;
tiene propiedades hondas y los labios de azúcar
y por su grave porte se asemeja al excelso
retrato de la Virgen pintado por San Lucas.
Sin ti
Enviado por elpoetamarginal Seguir
Son tristes las mañanas
cuando no amaneces conmigo en la cama
pero mas triste es ver el amanecer por la ventana
sin la compañía de una dama
El tiempo y el amor son complementos
porque las palabras se las lleva el viento
por eso yo no quiero una mujer
que me diga que es la princesa del cuento
y nuestra historia termine en lamento.
AMÉMONOS
Buscaba mi alma con afán tu alma,
buscaba yo la virgen que mi frente
tocaba con su labio dulcemente
en el febril insomnio del amor.
Buscaba la mujer pálida y bella
que en sueño me visita desde niño,
para partir con ella mi cariño,
para partir con ella mi dolor.
Como en la sacra soledad del templo
sin ver a Dios se siente su presencia,
yo presentí en el mundo tu existencia,
y, como a Dios, sin verte, te adoré.
Y demandando sin cesar al cielo
la dulce compañera de mi suerte,
muy lejos yo de ti, sin conocerte
en la ara de mi amor te levanté.
No preguntaba ni sabía tu nombre,
¿en dónde iba a encontrarte? lo ignoraba;
pero tu imagen dentro el alma estaba,
más bien presentimiento que ilusión.
Y apenas te miré... tú eras ángel
compañero ideal de mi desvelo,
la casta virgen de mirar de cielo
y de la frente pálida de amor.
Y a la primera vez que nuestros ojos
sus miradas magnéticas cruzaron,
sin buscarse, las manos se encontraron
y nos dijimos «te amo» sin hablar
Un sonrojo purísimo en tu frente,
algo de palidez sobre la mía,
y una sonrisa que hasta Dios subía...
así nos comprendimos... nada más.
¡Amémonos, mi bien! En este mundo
donde lágrimas tantas se derraman,
las que vierten quizá los que se aman
tienen yo no sé que de bendición,
dos corazones en dichoso vuelo;
¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alas
amar es ver el entreabierto cielo
y levantar el alma en asunción.
Amar es empapar el pensamiento
en la fragancia del Edén perdido;
amar es... amar es llevar herido
con un dardo celeste el corazón.
Es tocar los dinteles de la gloria,
es ver tus ojos, escuchar tu acento,
en el alma sentir el firmamento
y morir a tus pies de adoración.
AL ROMPER EL DÍA
Es cierto, es ya de día, ¿y a nosotros
qué nos importa? ¿Piensas levantarte
de nuestra cama? ¿Por qué, porque hay luz?
¿Nos acostamos porque anochecía?
Amor, que aquí nos trajo a pesar de la noche,
debiera mantenernos juntos pese al día.
La luz no tiene lengua, es toda ojo;
si hablar pudiera como puede espiar,
lo peor de que podría ser testigo
es de que, estando bien, querría quedarme
y de que tanto amé a mi corazón y honor
que no acepté alejarme de su dueño.
¿Te debe alejar tu trabajo de mí?
Oh, ése es el más cruel mal del amor:
el pobre, el falso, el flojo aceptan
amar con calma, no el hombre ocupado.
Quien tiene trabajo y seduce a una dama perjura
igual que un hombre casado que corteja a otra.
A UNA DAMA MUY HERMOSA
Gentil dama muy hermosa,
en quien tanta gracia cabe,
quien os hizo que os alabe,
que mi lengua ya ni osa
ni lo sabe.
Y pues nombre de hermosa
os puso como joyel,
¿quién osará sino Aquél
cuya mano poderosa
hizo a vos cual hizo a Él?
Compara que la rica febrería
quien la haze es quien la'smalta,
pues hermosura tan alta,
que la loe quien la cría
tan sin falta.
Y si alguno acá quisiere
pensar que quiere loaros,
vaya a veros, y si os viere,
cuando acabe de miraros
no sabrá sino adoraros.
Porque aunque haga la cara
en perfectión el pintor,
siempre tiene algún temor
que la hiziera, si mirara,
muy mejor.
Mas quién a vos os crió
no tiene temor d'aquesto,
porque en todo vuestro gesto
las figuras qu'Él pintó
gran gentileza les dio.
Fin Assí que hallo que Dios
y su Madre gloriosa
no criaron tan preciosa
hermosura como vos,
ni tan hermosa.
Y pues tanta perfectión
os dieron sin diferencia,
a vuestra gran excelencia
escrivo por conclusión:
«Dios haga vuestra canción.»
Qué alegría que ya estés conmigo
Qué alegría que ya estés conmigo.
Si no miro las horas, el tiempo pasa muy rápido y,
acabo escribiendo y sin pensar ni 5 segundos.
Y se me encoge el alma como todas las mañanas,
y no hago nada con mi mente
para tensar mi cuerpo y, estiro mis piernas,
y voy poniendo en ellas mis grandes verdades.
Qué alegría que ya estés conmigo.
Si no miro las horas el tiempo pasa muy rápido.
Mii corazón y yo que, restan las horas,
o mis pies, que se paralizan con las horas que quedan.
O un alma que niega como se silencia el tiempo,
o unas manos que no hacen más que
acariciar y, no detectar las mentiras.
Hagamos un trato
Compañera usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte que a los ojos la miro y una veta de amor reconoce en los míos, no alerte sus fusiles, ni piense que deliro.
A pesar de esa veta de amor desprevenido, usted sabe que puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato nada definitivo, yo quisiera contar con usted.
Es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo.
Quiero decir contar hasta dos hasta cinco, no ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber y así quedar tranquilo, que usted sabe que puede contar conmigo.
Mario Benedetti
Desde el 121 hasta el 130 de un total de 507 Poemas de amor
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