120 Poemas de muerte 

DESPUÉS QUE MUERA

Tal vez moriré joven… Los amigos
me vestirán de negro,
y entre dolientes y llorosos cirios
de pálidos reflejos,
colocarán con cuidadosas manos
mi ya rígido cuerpo,
poniendo mi cabeza en la almohada,
mis manos sobre el pecho.

Autor del poema: Juan Ramón Molina

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NO ES QUE MUERA DE AMOR

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

Autor del poema: Jaime Sabines

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NI BRISA

Ni brisa ni sombra.
¿Por qué, muerte, así te escondes?
Sal, salte, sácate de tu abismo,
escápate tú, ¿quién te retiene?
¿Por qué no borras con tu mirada el universo?
¿Por qué no deshaces las piedras
con tu sombra, con tu muerte, sólo con tu sombra,
con tu mano desnuda,
con tu rostro de estatua,
desnuda presencia a quien nada resiste?
Enseña, muestra tu cara a los mundos,
que ya no haya espacio,
ni cielos, ni viento, ni palabras.
Quiero hundirme en el silencio.

Autor del poema: María Zambrano

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MORIR DE RISA

Aquí donde vivo
estoy muriendo.

Esta agonía lenta
trae paranoias
cólera
remordimientos
excusas
un no lo vuelvo a hacer.

Aquí me muero de hambre
de frío
de angustia.
De un miedo a todo.
¡Carajo!, estoy muriendo.
- ¡Ay, cómo quisiera
morir de risa! –

Autor del poema: Juana Pavón

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El dolor me mató...

Enviado por alonsoplus07  Seguir

Hoy me siento con dolor,
un dolor muy triste en mi,
un dolor como tu recuerdo...

Hoy no quiero recordar
porque eso haría mi dolor aún peor
y aún así, aunque no piense,
aunque no quiera recordar,
siempre, siempre, consigues estar tú.

De la abeja se dice,
que no recolecta a la misma flor, el mismo día,
pero este recuerdo de ti,
y el dolor que haces sentir,
persiste y consigue estar un día y más...

Esta noche al pensar en ti,
un sentir me consumió
y sin poder dormir,
el dolor fue protagonista.

Y al tornarse oscura la noche,
la luna logró contemplar,
como la oscuridad y las tinieblas
decretaban aviso a la muerte,
envolviendo y consumiendo así,
mi cuerpo pálido y frío.

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Recuerdame cuando muera

Enviado por gabl  Seguir

Cuando muera quiero que me recuerdes con alegría, sin llanto
que me hables normalmente, sin susurros, sin frases entrecortadas,
sin largas pausas, claramente como si estuviera frente a ti
sin guardar silencio, y que tus ojos vean el horizonte,
sin enjugar lágrimas, que se traben en la garganta.

Cuando muera no me des flores, dame besos y abrazos
y cada noche mira mi fotografía, imagina que te veo,
Imagina que te oigo, que yo estaré a tu lado,
en las noches velaré tu sueño, seré tu ángel guardián
cuidaré de ti, aunque los años pasen siempre estaré allí.

Cuando muera quiero que me recuerdes como la primera vez
cuando nuestros ojos se centraron en una sola mirada,
así quiero que me recuerdes, para seguir vivo en ti
sin que pienses que morí y me llevé tu olvido,
quiero que me recuerdes con alegría, que así seguiré viviendo.

gbl
04/12/2017
Derechos Reservados de autor


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LA MUERTE SE ESCRIBE SOLA

la muerte se escribe sola
una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez
entresaca espulga trilla
estrella casa alga
madre madera mar
se escriben solos
en el hollín de la almohada

trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja
la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados
no se borran
no se borran
no se borran

Autor del poema: Blanca Varela

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ANESTESIA FINAL

La muerte bajo el agua
y la noche navega lentamente.
Herida va mi sangre,
más ligera que el sueño
y el despertar sediento del inicial recuerdo.
Una mortal navegación a oscuras,
marítimo dolor, cristal amargo;
un estar descendiendo
sin encontrarse asido,
como un río que fuera de los pies a las manos
junto al sopor nocturno;
un tornar las cortinas de la sangre,
la boca atropellada de silencios,
como si labios húmedos
cayeran en mi huella
deletreando ausencia entre las manos.

¿Quién asciende hasta el último suspiro?
¿Quién bebe la cicuta del agua entre la muerte?
¿Quién destroza el silencio?
¿Quién en silencio vive?
Dejo flotar mi piel
a través del cristal en que me ahogo
como espejo en la noche,
más delgada mi sangre y mis nervios al aire:
esfuerzo que me hunde en lo destruido,
voraz calor que me devora.

El sonido, ah cómo sabe a río,
urdido como estrellas apenas presentidas,
resbala por la piel de mis espaldas
cuando descubro, trunco,
el tallo derrotado en que me creo;
su beso es el comienzo de la muerte,
el negro navegar
y la escala sin brazos.

Me hundo en un océano de yodo;
sabor de invierno lecho en selva de mi carne,
cazadora nocturna,
que herida ya en su forma
descúbrese en dolor adormecida.

Así me voy perdiendo cercado en mis contornos,
cercano a mi silencio
cuando navego en aguas de la muerte.

Autor del poema: Alí Chumacero

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MAÑANA, AL ALBA

Mañana, al alba, al tiempo que en los campos aclara,
partiré. Ya lo ves, yo sé que tú me esperas.
Caminaré los bosques, las montañas severas.
Ya no resisto el tiempo que de ti me separa.

Andaré, pensativo, puesta en ti la mirada,
sin oír lo que llama, sin ver lo que fulgura,
solo, oscuro, encorvado, con las manos cruzadas,
triste, y para mí el día será la noche oscura.

No miraré ni el oro que la tarde derrumba
ni las velas que al puerto van con lejano amor.
Y cuando haya llegado pondré sobre tu tumba
ramos verdes de acebo y de brezos en flor.

Autor del poema: Víctor Hugo

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EL ATARDECER DE LA VIDA

Sobre las cumbres
hay paz,
en las copas de los árboles
apenas puedes
percibir un aliento,
los pajarillos han enmudecido en el bosque.
Espera, pronto
descansarás tú también.

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Desde el 21 hasta el 30 de un total de 120 Poemas de muerte

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