Poemas 

Así funciona Yavendrás: En el menú, tienes un montón de poemas de escritores célebres clasificados por categorías (amor, amistad,...) y también la sección "Vuestros poemas" con TODO el contenido que vais subiendo: visítala para estar al tanto de lo que publica la comunidad.

Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

Si quieres buscar el contenido clasificado por autor, visita nuestra sección de Autores
 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

HOY QUE HAS VUELTO, LOS DOS HEMOS CALLADO

Hoy que has vuelto, los dos hemos callado,
y sólo nuestros viejos pensamientos
alumbraron la dulce oscuridad
de estar juntos y no decirse nada.

Sólo las manos se estrecharon tanto
como rompiendo el hierro de la ausencia.
¡Si una nube eclipsara nuestras vidas!

Deja en mi corazón las voces nuevas,
el asalto clarísimo, presente,
de tu persona sobre los paisajes
que hay en mí para el aire de tu vida.

Autor del poema: Carlos Pellicer

83.89%

votos positivos

Votos totales: 298

Comparte:

CUADRADOS Y ÁNGULOS

Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas,
cuadrados, cuadrados, cuadrados,
casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda;
yo misma he vertido
ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.

Autor del poema: Alfonsina Storni

83.87%

votos positivos

Votos totales: 62

Comparte:

AL DESPEDIRME DE CAMBRIDGE OTRA VEZ

Suavemente me alejo,
tan suavemente como vine un día;
y suavemente me despido de las nubes
del cielo de occidente.

En la ribera los sauces dorados
son novias jóvenes en el sol que se oculta.
Sus imágenes brillan en el río fulgurante
y se han quedado en mi alma.

Los juncos verdes enraizados en fango
se mecen sin prisa en el agua que corre.
Quién fuera uno de ellos, hierba silvestre,
en el dulce fluir del Río Cam.

En el estanque que protegen los olmos
no hay agua cristalina, sino un arco-iris
estrujado en la lama
donde anidan los sueños de colores.

¿Para ir en pos de un sueño?
Habría que ir río arriba donde todo es más verde
y dejar que la barca se llenara de estrellas
cantando con fuerza bajo su luz radiante.

Sin embargo no puedo ya cantar ahora.
Que la paz sea la última música de mi partida.
Ni los grillos se atreven a romper mi silencio.
Cae la noche en Cambridge, y Cambridge está muda.

Quietamente me alejo,
tan quietamente como vine un día.
Diciendo adiós, la manga de mi traje ondea.
No me llevo ni una sola nube.

Autor del poema: Xu Zhimo

83.87%

votos positivos

Votos totales: 31

Comparte:

TENGO

Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.
Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple
tengo el gusto de ir
(es un ejemplo)
a un banco y hablar con el administrador
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero, como se dice en español.

Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.

Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.
Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tenis y no yacht,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.

Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.
Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.
Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.

Autor del poema: Nicolás Guillén

83.87%

votos positivos

Votos totales: 31

Comparte:

EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE

El amor está en el aire
mi muy cerca ni muy lejos
solo quiero acariciarte
¡y si no puedo,
hablarte al menos!

Autor del poema: Jorge Javier Roque

83.87%

votos positivos

Votos totales: 31

Comparte:

EL ESPÍRITU DEL MUNDO

En lo hondo, muy lejos del borrascoso camino
que la carroza seguía, tranquilo como un infante en el sueño,
yacía majestuoso, el océano.
Su vasto espejo silente ofrecía a los ojos
luceros al declinar, ya muy pálidos,
la estela ardiente del carro
y la luz gris de cuando el día amanece,
tiñendo las nubes, a modo de leves vellones,
que entre sus pliegues al alba niña acunaban.
Parecía volar la carroza
a través de un abismo, de un cóncavo inmenso,
con un millón de constelaciones radiante, teñido
de colores sin fin
y ceñido de un semicírculo
que llameaba incesantes meteoros.

Al acercarse a su meta,
más veloces aún parecían las sombras aladas.
No se columbraba ya el mar; y la tierra
parecía una vasta esfera de sombra, flotando
en la negra sima del cielo,
con el orbe sin nubes del sol,
cuyos rayos de rápida luz
dividíanse, al paso, más veloz todavía, de aquella carroza
y caían, como en el mar los penachos de espuma
que lanzan las ondas hirvientes
ante la proa que avanza.

Y la encantada carroza su ruta seguía.
Orbe distante, la tierra era ya
el luminar más menudo que titila en los cielos,
y en tanto, en la senda del carro,
vastamente rodaban sistemas innúmeros
y orbes sin cuento esparcían,
siempre cambiante, su gloria.
¡Maravillosa visión! Eran curvos algunos, al modo de cuernos,
y como la luna en creciente de plata, pendían
en la bóveda oscura del cielo; esparcían
otros un rayo tenue y claro, así Héspero cuando en el mar
brilla aún el Poniente, apagándose; más allá se arrojaban
otros contra la noche, con colas de trémulo fuego,
como esferas que a la ruina, a la muerte caminan;
como luceros brillaban algunos, pero, al pasar la carroza,
palidecía toda otra luz...

Autor del poema: Percy Bysshe Shelley

83.87%

votos positivos

Votos totales: 31

Comparte:

BEBAMOS

Bebamos. ¿A qué aguardar las candelas? Hay un dedo de día. Descuelga y trae las grandes copas pintadas, en seguida. Porque el vino lo dio a los humanos el hijo de Sémele y Zeus para olvido de penas. Escancia mezclando uno y dos cazos, y llena los vasos hasta el borde, y que una copa empuje a la otra...

Autor del poema: Alceo de Mitilene

83.87%

votos positivos

Votos totales: 62

Comparte:

AUNQUE ES VERDAD

Aunque es verdad que he escrito algunos miles
de versos, si no buenos, tales cuales,
líricos, amorosos, pastoriles,
satíricos, dramáticos, morales,

¿qué han pecado mis coplas juveniles,
para que con trompetas y atabales,
con pregonero y sendos alguaciles
salgan por esas calles y portales?

No, Fabio; las sepulta una gaveta,
donde el sol no las ve, ni yo tampoco;
ni han de estamparme en pública tarjeta,

pues temo al vulgo como niño al coco.
Déjame con mi vena de poeta,
y no quieras que tenga la de loco.

Autor del poema: Tomás de Iriarte

83.87%

votos positivos

Votos totales: 62

Comparte:

POEMA A UN CABALLO ANDALUZ

Blanco caballo andaluz,
déjame admirar tu color,
fijar tus altivos ojos
y contar los pelos grises
de tu porte rociero.

Cantaré a la marisma tu brío,
entre los juncos de la laguna,
y al fondo, Sierra Nevada,
reflejando la luz de la luna.

Bello caballo andaluz,
hazte un nudo en la cola,
arregla tus largas cernejas,
calza tus polainas viejas
Y marcha de romería.

Chaquetilla oscura,
herraduras nuevas,
borreguillo en montura,
latiguillo y espuelas.

Bravo caballo andaluz,
galopa raudo por el campo;
mosquero en frontalera,
nobleza por bandera,

elegancia a cada tranco.

Autor del poema: Andrea Rodríguez

83.87%

votos positivos

Votos totales: 31

Comparte:

MIRANDO AL SENDERO

Donde se cierra un camino
siempre empieza algún sendero.
Alguien anduvo primero
por nuestro propio destino.

Otros también soportaron
semejantes inclemencias;
las huellas de su presencia
nuestras huellas señalaron.

Los caminos se han formado
a base de andar por ellos.
Cada paso es un destello
de nuestros antepasados.

Cientos de generaciones
nos llevan la delantera,
que forjaron carreteras
a fuerza de tropezones.

No estás solo en esta vida.
La senda que estás pisando,
alguien la cruzó llorando
con el alma dolorida.

Por eso, ante tu amargura,
piensa, mirando al sendero,
que antes que tú, otros sufrieron
semejantes desventuras.

Y en vez de lamentaciones,
da gracias al Ser Divino,
por encontrar un camino
lleno de hermosas lecciones.

Autor del poema: Daniel Nuño

83.86%

votos positivos

Votos totales: 316

Comparte:

Desde el 1351 hasta el 50 de un total de 50 Poemas

Añade tus comentarios