131 Sonetos 

Un soneto es una poesía formada por 14 versos de arte mayor, normalmente endecasílabos (11 sílabas). Se dividen en dos estrofas de cuatro versos seguidas por otras dos estrofas de tres versos.

AUNQUE ES VERDAD

Aunque es verdad que he escrito algunos miles
de versos, si no buenos, tales cuales,
líricos, amorosos, pastoriles,
satíricos, dramáticos, morales,

¿qué han pecado mis coplas juveniles,
para que con trompetas y atabales,
con pregonero y sendos alguaciles
salgan por esas calles y portales?

No, Fabio; las sepulta una gaveta,
donde el sol no las ve, ni yo tampoco;
ni han de estamparme en pública tarjeta,

pues temo al vulgo como niño al coco.
Déjame con mi vena de poeta,
y no quieras que tenga la de loco.

Autor del poema: Tomás de Iriarte

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PROBLEMA

Por si al cabo lo cierto no barruntas
Y dudando hasta el fin, no das en bola,
Hacerle quiero a tu problema gola,
Dándoles solución a tus preguntas.

Ya miro ciertas frentes cejijuntas,
Porque los sabios de capuz y estola,
Temen que el sonetillo tenga cola,
Rubicundo color, puntos... y puntas.

Que este bregar no es vida, ¿quién lo niega?
Siempre de mingo la virtud, y ufana
La iniquidad que triunfa en la refriega.

¿Y al morir? ¡Pues mejor! Si no se gana,
Y San Pedro a coristas nos agrega,
Salimos de esta noches toledana.

Autor del poema: Jorge Isaacs

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MIGUEL ÁNGEL ORTEZ

No porque en las Segovias el clima fuera frío
tuvo este Miguel Angel en las venas horchata.
Muy cierto que de niño, supersticioso y pío,
sonaba en las Purísimas su pito de hojalata.

Pero ya crecidito, cuando el funesto trío
permitió que a la patria hollara gente gata,
en nombre de la selva, de la ciudad y de río,
protestó Miguel Angel, la cutacha, la reata!

Murió en Palacaguina peleando mano a mano.
Bajó desde las nubes más de un aeroplano
y tuvo en la cruzada homéricos arranques.

Usaba desde niño pantalones de hombre.
Y aun hecho ya polvo, al recordar su nombre,
se meaban de pánico los yankes.

Autor del poema: Manolo Cuadra

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Canto de un pájaro

Enviado por joanpined2020  Seguir


El canto de un pájaro, es de escuchar
muy atento, pues dice la verdad
sin ningún miramiento, y sin maldad
lo que siento, en quererse y en amar.

Es tan simple la verdad, en cantar
por la vida dulce y mía, heredad
que me has brindado, y más agradecido,
estoy muy fascinado, la verdad

de las verdades, muy enloquecido
manicomio de ternuras aladas
que hemos furiosamente compartido

las ganas, sin pretender, un gemido
que del todo, no es malo, ser amado
como he sido, y también muy comprendido.

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SABIDURÍA

Nada a las fuerzas próvidas demando,
pues mi propia virtud he comprendido.
Me basta oír el perennal ruido
que en la concha marina está sonando.

Y un lecho duro y un ensueño blando;
y ante la luz, en vela mi sentido
para advertir la sombra que al olvido
el ser impulsa y no sabemos cuándo...

Fijar las lonas de mi móvil tienda
junto a los calcinados precipicios
de donde un soplo de misterio ascienda;

y al amparo de númenes propicios,
en dilatada soledad tremenda
bruñir mi obra y cultivar mis vicios.

Autor del poema: Porfirio Barba Jacob

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5 A.M.

Gentes madrugadoras que van a misa de alba
y gentes trasnochadas, en ronda pintoresca,
por la calle que alumbra la luz rosada y malva
de la luna que asoma su cara truhanesca.

Desfila entremezclada la piedad con el vicio,
pañolones polícromos y mantos en desgarre,
rostros de manicomio, de lunapar y hospicio,
siniestras cataduras de sabbat y aquelarre.

Corre una vieja enjuta que ya pierde la misa,
y junto a una ramera de pintada sonrisa,
cruza algún calavera de jarana y tramoya...

Y sueño ante aquel cuadro que estoy en un museo
y en caracteres de oro, al pie del marco, leo:
Dibujó este “Capricho” don Francisco de Goya.

Autor del poema: Ernesto Noboa y Caamaño

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LA FLOR DEL FRUTO

En el silencio de las flores se halla
un sacro amor que al porvenir inmuta:
el ser es fin para la propia ruta,
si hay una gracia que perfuma y calla.

La sangre dulce que en la lengua estalla,
al oprimir la carne de una fruta
es la palabra viva y absoluta
en que cada árbol su virtud ensaya.

El hombre es árbol místico y apenas
comprende espacio y tiempo si se vierte
en flor de su alma y fruto de sus venas;

porque en su doble esencia inconfundida,
sacan miel las abejas de la muerte
y perfume las rosas de la vida.

Autor del poema: Alfonso Cortés

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A VOLTAIRE

Eres ariete formidable: nada
Resiste a tu satánica ironía.
Al través del sepulcro todavía
Resuena tu estridente carcajada.

Cayó bajo tu sátira acerada
Cuanto la humana estupidez creía,
Y hoy la razón no más sirve de guía
A la prole de Adán regenerada.

Ya solo influye en su inmortal destino
La libre religión de las ideas;
Ya la fe miserable a tierra vino;

Ya el Cristo se desploma; ya las teas
Alumbran los misterios del camino;
Ya venciste, Voltaire. ¡Maldito seas!

Autor del poema: Gaspar Núñez de Arce

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YO TAN CANSADO ESTOY YA DEL CASTIGO (CANCIONERO)

Yo tan cansado estoy ya del castigo
de cargar con mi culpa y mi porfía,
que temo desvïar la recta vía,
y en las manos caer de mi enemigo.

Vino a librarme de él un gran Amigo
por suma e inefable cortesía;
después fue lejos de la vista mía
y en verlo vanamente me fatigo.

Pero aún su voz abajo aquí se asoma:
«Oh, vosotros que sufrís, he aquí el camino;
venid a mí, si el paso otro no os cierra».

¿Cuál gracia, cuál amor, o cuál destino
me dará plumas como de paloma
con que repose y me alce de la tierra?

Autor del poema: Francesco Petrarca

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INTERMEZZO

La seda de tus lánguidas pestañas
a proteger tus ojos descendía,
ante la encantadora bicromía,
de las aristocráticas arañas.

Un solemne mutismo de campañas
al Vesper, nuestras almas invadía;
y, de súbito, habló la melodía
con un dulzor de pastoriles cañas…

Para escucharla, se detuvo el viento…
a la maga caricia de su acento,
vibró tu carne de escultura, viva;

la noche se durmió en tu cabellera
y, besando las lilas de tu ojera,
se perfumó una lágrima furtiva…

Autor del poema: Medardo Ángel Silva

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