501 Poemas de amor 

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ÉSTE ES UN AMOR

Éste es un amor que tuvo su origen
y en un principio no era sino un poco de miedo
y una ternura que no quería nacer y hacerse fruto.

Un amor bien nacido de ese mar de sus ojos,
un amor que tiene a su voz como ángel y bandera,
un amor que huele a aire y a nardos y a cuerpo húmedo,
un amor que no tiene remedio, ni salvación
ni vida, ni muerte, ni siquiera una pequeña agonía.

Éste es un amor rodeado de jardines y de luces
y de la nieve de una montaña de febrero
y del ansia que uno respira bajo el crepúsculo de San Ángel
y de todo lo que no se sabe, porque nunca se sabe
por qué llega el amor y luego las manos
-esas terribles manos delgadas como el pensamiento-
se entrelazan y un suave sudor de -otra vez- miedo,
brilla como las perlas abandonadas
y sigue brillando aún cuando el beso, los besos,
los miles y millones de besos se parecen al fuego
y se parecen a la derrota y al triunfo
y a todo lo que parece poesía -y es poesía.

Ésta es la historia de un amor con oscuros y tiernos orígenes:

vino como unas alas de paloma y la paloma no tenía ojos
y nosotros nos veíamos a lo largo de los ríos
y a lo ancho de los países
y las distancias eran como inmensos océanos
y tan breves como una sonrisa sin luz
y sin embargo ella me tendía la mano y yo tocaba su piel llena de gracia
y me sumergía en sus ojos en llamas
y me moría a su lado y respiraba como un árbol despedazado
y entonces me olvidaba de mi nombre
y del maldito nombre de las cosas y de las flores
y quería gritar y gritarle al oído que la amaba
y que yo ya no tenía corazón para amarla
sino tan sólo una inquietud del tamaño del cielo
y tan pequeña como la tierra que cabe en la palma de la mano.
Y yo veía que todo estaba en sus ojos -otra vez ese mar-,
ese mal, esa peligrosa bondad,
ese crimen, ese profundo espíritu que todo lo sabe
y que ya ha adivinado que estoy con el amor hasta los hombros,
hasta el alma y hasta los mustios labios.
Ya lo saben sus ojos y ya lo sabe el espléndido metal de sus muslos,
ya lo saben las fotografías y las calles
y ya lo saben las palabras -y las palabras y las calles y las fotografías
ya saben que lo saben y que ella y yo lo sabemos
y que hemos de morirnos toda la vida para no rompernos el alma
y no llorar de amor.

Autor del poema: Efraín Huerta

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DEDICATORIA

Cuanto en mí vierte luz y armonía
ha nacido a tus besos de miel;
yo soy bardo y tribuno, alma mía,
porque tú eres aliento y laurel.

Si he lanzado una piedra a los cielos,
si fui cruel, no me guardes rencor;
confesando que ha sido por celos,
harto digo que fue por amor.

No te aflijas si el nauta suspira
tanto nombre en las noches del mar;
si son muchos los astros que mira,
uno solo es la Estrella Polar.

La esperanza, luchando y venciendo,
me promete sin par galardón;
¡a ti vaya, sangrando y gimiendo,
este libro, que es un corazón!

Cuanto en mí vierte luz y armonía
ha nacido a tus besos de miel;
yo soy bardo y tribuno, alma mía,
porque tú eres aliento y laurel.

Autor del poema: Salvador Díaz Mirón

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Perfecta

Enviado por enrique03  Seguir

Cuando por primera vez suspiré
Al cielo miré y en tu voz silenciosa y preciosa recordé,
Ese momento era tan perfecto
Perfecto como tú al sonreír,
Cómo cuando susurras las mil palabras del amor
Que una a una dan calor
Y la suave brisa del abrigo llega
Y cubre nuestro cuerpos abatidos...
Abatidos no de dolor, sino de pasión
Que un día han de darse todo
Y a lo más profundo del corazón recurrir.


Enrique Misal

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MALDICIÓN

Te perseguiré por los siglos de los siglos.
No dejaré piedra sin remover
Ni mis ojos horizonte sin mirar.

Dondequiera que mi voz hable
Llegará sin perdón a tu oído
Y mis pasos estarán siempre
Dentro del laberinto que tracen los tuyos.

Se sucederán millones de amaneceres y de ocasos,
Resucitarán los muertos y volverán a morir
Y allí donde tú estés:
Polvo, luna, nada, te he de encontrar.

Autor del poema: María Mercedes Carranza

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PLEITO DE AMAR Y QUERER

Me muero por preguntarte
si es igual o es diferente
querer amar y si es cierto
que yo te amo y tú me quieres.

—Amar y querer se igualan
cuando se ponen parejos
el que quiere y el que ama.

—Pero es que no da lo mismo;
dicen que el querer se acaba
y el amar es infinito,
amar es hasta la muerte
y querer hasta el olvido.

—Dile al que te cuente historias
que el mundo es para querer
y amar es la misma cosa.

—Querer no es amar. Amando
hay tiempo de amarlo todo:
a Dios, al Esposo, al mundo,
tocar el borde y el fondo
y amar al hijo del Pueblo
como al hijo del Esposo.

—¿Querer es ser para uno
y amar es ser para todos?

—No; amar es amar y amar,
es como amar de dos modos:
a unos como hijos de Dios
y como a Dios, a uno solo.

—¿Amar y querer? Parece
que amar es lo que abotona
y querer lo que florece.

—Dicen que amar no hace daño
donde querer deja huella.

—Si querer es con la uña
donde amar es con la yema…

—Querer es lo del deseo
y amar es lo del servicio,
querer puebla los rincones,
amar puebla los caminos,
queriendo se tiene un gozo
y amando se tiene un hijo.

—Amar es con luz prendida,
querer, con luz apagada,
en amar hay más desfile
y en querer hay más batalla.

—Luego querer no es amar,
querer es guerra con guerra
y amar es guerra con paz…

—Querer no es lo que tú sientes;
querer no es lo que tú piensas;
tu querer de agua tranquila
ni bulle, ni arrastra piedras.

Querer no es esa apacible
ternura que no hace huella.
Querer es querer mil veces
en cada vez que se quiera.

Querer es tener la vida
repartida por igual
entre el amor que sentimos
y la plenitud de amar:

es no dormir por las noches,
es no ver de día el sol,
es amar, sin dejar sitio
ni para el amor de Dios:

es tener el corazón
entre las manos guardado
y si Ella pasa, sentir
que se nos abren las manos;

es tener un niño preso
y envejecido en la cuna;
querer es brasa, que vive
de la propia quemadura;

es no reír, porque hay algo
de lágrima en la sonrisa,
es no comer, porque sabe
a corazón la comida.

Es haber amanecido
sin habernos explicado
cómo, sin haber dormido,
pudimos haber soñado.

—Todo eso es querer y amar
y amar es más todavía,
porque amar es la alegría
de crearse y de crear.

Es algo como una idea
que inventa lo que se quiere,
porque al quererlo lo crea:

No hay un hombre que supere
a la versión que de ese hombre
da la mujer que lo quiere;

ni existe mujer tan bella,
ni existe mujer tan pura
como la que se figura
el hombre que piensa en ella.

Por eso, al estarte amando,
si con un amor te quiero
con otro te estoy creando

y tú, en el querer que sientas,
si con un querer me quieres
con otro querer me inventas.

Pero allí no se detiene
la creación del amor
e inventa un mundo mejor
para el que ni mundo tiene.

Y el amor se vuelve afán
de gritarle al pordiosero:
—Quiero y porque quiero, quiero
que nadie te quite el pan;

que nadie te quite el vino,
que no te duela en los pies
la limosna del camino;

que te alces, alzado y frío
el puño de tu derecho,
prestado en rabia a tu pecho
el amor que hay en el mío.

Del obrero y sus quereres
todo el rescoldo se vea
cuando haga la chimenea
suspirar a los talleres

y en la voz del campesino
vaya un poco de mi amor,
como de savia en la flor,
como de agua en el molino;

y así el amor es caricia
que se nos va de las manos
para servicios humanos
en comisión de justicia.

Amar es querer mejor
y si le pones medida
te resulta que el amor
es más ancho que la vida;

Amar es amar de suerte
que al ponerle medidor
te encuentras con que el amor
es más largo que la muerte

y en el querer lo estupendo
y en el amar lo profundo
es que algo le toque al mundo
de lo que estamos queriendo.

Autor del poema: Andrés Eloy Blanco

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VACILACIÓN

Esa que amo tiene grandes ojos
bajo las castañas pupilas;
Esa que amo bajo los Cielos
es bella entre las bellas.
Ella brilla, embellece mis días,
¡Oh! si estuviera allá,
mi Dios, me gustaría verla siempre
Esa que amo.

Esa que amo, es muy dulce verla,
es dulce escucharla;
Su mirada fija en el corazón la esperanza
que su voz hace comprender.
¿Será para mí todo su amor,
para mí solo, para mí mismo?
Si amo, es que la veo
esa que amo.

Cerca de ella, ¡ay! siento
una dulce emoción
Ausente, hacia ella en mis sentidos
algo me empuja.
Para mí en el fondo de su corazón
si fuese de la misma manera
¿Le daría una mirada extraviada?
Esa que amo

Esa que amo, ¡ay! ¡Ay!
Cuando sea su turno, ¿me amará?
No lo sé; no le he dicho
que su ojo brilla.
¿Es para mí que brilla así?
¡Felicidad suprema!...
Además, ¿lo enciende ella también?
Esa que amo
si burlando mi inocencia
por su hipocresía,
¡Se sirve de su belleza
Para quitarme mi vida!
¿Su corazón podrá ser así de negro?
¡Oh! ¡No, esa es una blasfemia!
¡Un blasfemo!... no hace falta más que ver
Esa que amo.

No, no, amor, amor en nosotros
porque al hacerte mujer,
Dios, le doy mi agradecimiento de rodillas,
te di mi alma.
¡Corre! me uno a tus pasos
En mi extremo ardor...
Quizás, no me ame,
Esa que amo.

Autor del poema: Julio Verne

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RECINTO

Antes que otro poema
- del mar, de la tierra o del cielo -
venga a ceñir mi voz, a tu esperada
persona limitándome, corono
más alto que la excelsa geografía
de nuestro amor, el reino ilimitado.

Y a ti, por ti y en ti vivo y adoro.
Y el silencioso beso que en tus manos
tan dulcemente dejo,
arrinconada mi voz,
al sentirme tan cerca de tu vida.

Antes que otro poema
me engarce en sus retóricas,
yo me inclino a beber el agua fuente
de tu amor en tus manos, que no apagan
mi sed de ti, porque tus dulces manos
me dejan en los labios las arenas
de una divina sed.

Y así eres el desierto por
el cuádruple horizonte de las ansias
que suscitas en mí; por el oasis
que hay en tu corazón para mi viaje
que en ti, por ti, y a ti voy alineando,
con la alegría del paisaje nido
que voltea cuadernos de sembrados.

Antes que otro poema
tome la ciudadela a fuego ritmo,
yo te digo, callando,
lo que el alma en los ojos dice solo.
La mirada desnuda, sin historia,
ya estés junto, ya lejos,
ya tan cerca o tan lejos o cerca reprimirse
y apoderarse en la luz de un orbe lágrima,
allá, aquí, presente, ausente,
por ti, a ti, y en ti, oh ser amado,
adorada persona
por quien -secretamente- así he cantado.

Autor del poema: Carlos Pellicer

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Sentado en el parque

Enviado por livan23l  Seguir

Sentado, tranquilo y atento.
Viendo como pasan los pasos de agenos al andar.
La niña juega y aprende mientras su madre la observa.
Se prenden las luces cuando el sol se apaga.

La vida fluye y fluirá a pesar de los desastres,
y en tres parpadeos se concurre el lugar.
¡Cuántas vidas de extraños que nunca conoceré!
Almas heridas que ríen olvidando las desgracias.

Fue entonces cuando la vi,
y reflejó cual albedo los últimos rayos del sol.
Pero entre más lo pienso más miento,
no es que el sol brillara en ella sino ella en el sol.

Y el resto murió ante mí,
no es que hubiera defunción alguna,
sino que su luz los opacaba.

Ella estaba ahí sentada;
como yo...
viendo al resto;
como yo...
enamorada;
como yo...
al menos yo lo estaba.

Sus ojos eran reliquias, preciados como ningunos,
que aún con sus vitrinas sentía delito el mirarlos.

Hay mujeres hermosas en este mundo, pero como ella ninguna.
Y con las mejores telas se tejieron sus mejillas,
más sus labios... lo sobrepasaban todo... y es que,
si verla era delito besarla es pecado.

La perfección es subjetiva al igual que la belleza.
Pero en mi subjetividad personal,
cualquier defecto existente
en su dulce piel se perfecciona.

Pero entre más lo pienso más me miento,
y al parpadear tres veces más, la vi marcharse.
No hice nada ni podía, solo vi como se alejaba
y aquel chico la esperaba impaciente.

Y oscureció de nuevo, pero ahora estaba solo.
Rodeado por tantas personas, pero solo.
Sentado en el parque y escribiendo,
y con la idea de volver mañana.

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LO DIFÍCIL

Enamorarse es fácil.

Uno puede enamorarse
-sin demasiado esfuerzo-
varias veces al día,
a nada
que se lo proponga
y se mueva un poco por ahí;
y si es verano,
mi te cuento.

Enamorarse no tiene
mayor mérito.
Lo realmente difícil
-no conozco
ningún caso-
es salir entero
de una historia de amor.

Autor del poema: Karmelo Iribarren

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EL TIEMPO, YA TODO SE COMPRENDE

Como a veces
nos viene a la memoria
algo sin importancia
que dejamos
para el día siguiente
hace ya tiempo,

he recordado,
viejo amor,
cuánto te quise.

Autor del poema: Karmelo Iribarren

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