83 Poemas de la noche
AMO LA NOCHE
No la noche que arrullan las ramas
y balsámica con olor de manzanas,
con el efluvio de la flor del naranjo;
oh, no la noche campesina
de piel húmeda y tibia y sana;
no la noche de Tirso Jiménez
que canta canciones de espigas
y muchachas doradas entre espigas;
no la noche de Max Caparroja,
en el valle de la estrella más sola
cuando un viento malo sopla sobre las granjas
entre ráfagas de palomas moradas;
no la noche que lame las yerbas;
no la noche de brisa larga,
hojas secas que nunca caen,
y el engaño de las últimas ramas
rumiando un mar de lejanos relámpagos;
no la noche de las aguas melódicas
volteando las hablas de la aldea;
no la noche de musgo y del suave
regazo de hierbas tibias de una mozuela;
yo amo la noche de las ciudades.
Yo amo la noche que se embelesa
en su danza de luces mágicas,
y no se acuerda de los silencios
vegetales que roen los insectos;
yo amo la noche de los cristales
en la que apenas se oye si agita
el corazón sus alas azules;
y no es la noche sin cantares
la que amo yo, la noche tácita
que habla en los bosques en voz baja,
o entra a las aldeas y mata.
Yo amo la noche sin estrellas
altas; la noche en que la brumosa
ciudad cruzada de cordajes,
me es una grande, dócil guitarra.
Allí donde dulcemente respira
un perfil cercano y distante
al que canto entre sus espejos,
sus sedas y sus presagios:
valle aromado, dátiles de seda;
cuando hay un rincón de silencio
como un jirón de terciopelo
para evocar esos locos viajes
esas partidas traspasadas
por el vaho tibio de los caballos
que alzan sus belfos en el alba.
Yo amo la noche en el cansancio
del bullicio, de las voces, de los chirridos,
en pausa de remotas tempestades, en la dicha
asordinada, a la luz de las lámparas
que son como gavillas húmedas
de estrellas o cálidos recuerdos,
cuando todo el sol de los campos
vibra su luz en las palabras
y la vida vacila temblorosa y ávida
y desgarra su rosa de llamas y lágrimas.
No sé por qué.
No sé por qué esperé
que despuntara el alba,
y los rayos del sol anunciaran
el nuevo día vacío y caluroso.
No sé por qué me quedé allí
si la noche fue corta y fría,
tanto que marcó tu ausencia
y mi deseo quedó frustrado.
No sé por qué te deje ir
llevándote mis ansias reprimidas
atrapadas en tu cálido cuerpo
dejando en mis labios tu sabor.
No sé por qué te fuiste
no sé por qué me quedé allí,
no sé por qué te dejé ir
no sé por qué esperé.
gbl
23/10/2016
Derechos Reservados de Autor
Bailemos toda la noche
Bailemos toda la noche,
porque tres minutos se convierten en para siempre.
Bailemos toda la noche,
porque así nada se interpone
entre tu piel y mi piel,
ni siquiera tú mismo.
No hay amores pasados,
no hay heridas abiertas.
Bailemos toda la noche.
Déjame besarte con el cuerpo,
deja que nuestras manos
se conviertan en labios,
nuestro sudor en saliva.
Bailemos toda la noche
porque en la salsa no hay acordes
de corazón roto.
Bailemos toda la noche
porque el pasado no sabe de merengue.
Bailemos toda la noche.
Bailemos toda la noche.
Bailemos.
Desde el 81 hasta el 83 de un total de 83 Poemas de la noche