131 Sonetos 

Un soneto es una poesía formada por 14 versos de arte mayor, normalmente endecasílabos (11 sílabas). Se dividen en dos estrofas de cuatro versos seguidas por otras dos estrofas de tres versos.

HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

Autor del poema: Blas de Otero

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SONETO DE "LA GALATEA", LIBRO VI, LA GALATEA

Tanto cuanto el amor convida y llama
al alma con sus gustos de apariencia,
tanto más huye su mortal dolencia
quien sabe el nombre que le da la fama.

Y el pecho opuesto a su amorosa llama,
armado de una honesta resistencia,
poco puede empecerle su inclemencia,
poco su fuego y su rigor le inflama.

Segura está, quien nunca fue querida
ni supo querer bien, de aquella lengua
que en su deshonra se adelgaza y lima;

mas si el querer y el no querer da mengua,
¿en qué ejercicios pasará la vida
la que más que al vivir la honra estima?

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SONETO

Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegría
que aquí, si nace, sólo dura un día
y eso entre sombras, dudas y temores.

Porque en pos de otro mundo y de otras flores
abandonaste esta región sombría,
donde tu alma gigante se sentía
condenada a continuos sinsabores.

Yo vengo a decir mi enhorabuena
al mandarte la eterna despedida
que de dolor el corazón me llena;

Que aunque cruel y muy triste tu partida,
si la vida a los goces es ajena,
mejor es el sepulcro que la vida.

Autor del poema: Manuel Acuña

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SONETO DE "LA GITANILLA"

Cuando Preciosa el panderete toca,
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos;
flores son que despide de la boca.

Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.

Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene,
Amor, rendidas una y otra flecha.

Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio amor por ellos le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.

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SONETO

Fresca, lozana, pura y olorosa,
gala y adorno del pensil florido,
gallarda puesta sobre el ramo erguido,
fragancia esparce la naciente rosa.

Mas si el ardiente sol lumbre enojosa
vibra, del can en llamas encendido,
el dulce aroma y el color perdido,
sus hojas lleva el aura presurosa.

Así brilló un momento mi ventura
en alas del amor, y hermosa nube
fingí tal vez de gloria y de alegría.

Mas, ay, que el bien trocóse en amargura,
y deshojada por los aires sube
la dulce flor de la esperanza mía.

Autor del poema: José de Espronceda

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LA FORMA ÉPICA DEL ENGAÑO

El mundo no lo entiendo, soy yo mismo
las montañas, el mar, la agricultura,
pues mi intuición procrea un magnetismo
entre el paisaje y la literatura.

Los anchos ríos hondos en mi abismo,
al arrastrar pedazos de locura,
van por adentro del metabolismo,
como el veneno por la mordedura.

Relincha un potro en mi vocabulario,
y antiguas norias dan un son agrario,
como un novillo, a la imagen tallada.

Un gran lagar nacional hierve adentro,
y cuando busco lo inmenso lo encuentro
en la voz popular de tu mirada.

Autor del poema: Pablo de Rokha

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ROMANCE BURLESCO DE DON PEDRO ALTAMIRANO

¡Noble señor hidalgo, don Pedro Altamirano,
de piel retinta y rudo bigote, General!
Sacad, don Pedro, el vuestro acero segoviano
que voy con vos, a muerte, el mi acero a cruzar!

A la luz de esta luna, mi señor de Altamirano,
veremos quién de entrambos consíguese matar.
¡Cielos! Que a poco me toca vuestra mano.
¡En guardia, que os ataco, mi señor General!

Fuimos en tiempos añejos, General, adversarios,
cuando vos tremolábais un pabellón corsario
y yo, por doña Elvira, hilaba un madrigal.

¡Ay, mi señor don Pedro! Si con ese pretexto
evocáis el lejano siglo décimo sexto
veredes presto agora cómo os voy a matar!

Autor del poema: Manolo Cuadra

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SONETO AL ACERCARME A ITALIA

Llegué a los Alpes: mi alma ardía
al oír tu nombre: Italia, Italia mía.
Y al salir del corazón de la montaña
la tierra avizoré por la que mi alma tanto suspirara,

y reí, como quien gran premio conquistara,
y meditando en lo maravilloso de tu fama
el día contemplé hasta que lo marcaran heridas de llama
y el cielo turquesa fuera oro bruñido.

Los pinos ondeaban como cabellos de mujer
y en los huertos cada rama sarmentosa
se abría en copos de floreciente espuma.

Pero al saber que allá lejos en Roma
en cadenas injustas otro Pedro yacía
lloré de ver tierra tan bella.

Autor del poema: Oscar Wilde

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INSOMNIO

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
—cauce fiel de abandono, línea pura—,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

Autor del poema: Gerardo Diego

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SONETO DEL EMIGRADO

Cataluña hilandera y labradora,
viñedo y olivar, almendra pura,
Patria: rememorada arquitectura,
ciudad junto a la mar historiadora.

Ola de la pasión descubridora,
ola de la sirena y la aventura
- Mediterráneo - hirió tu singlatura
la nave del destierro con su proa.

Emigrado, la ceiba de los mayas
te dio su sombra grande y generosa
cuando buscaste arrimo ante sus playas.

Y al llegar a la Mesa del Consejo
nos diste el sabor noble de tu prosa
de sal latina y óleo y vino añejo.

Autor del poema: Rosario Castellanos

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